• 23/12/2008 01:00

Análisis del sondeo

A veces autocriticarnos es necesario para determinar las razones y posibles alternativas que en un futuro contribuyan a prevenir los err...

A veces autocriticarnos es necesario para determinar las razones y posibles alternativas que en un futuro contribuyan a prevenir los errores del pasado. Lo cierto es que en el tema de las preferencias arancelarias la luz al final de túnel pareciera estar más distante del paquete de medidas populistas y unilaterales que ahora el gobierno pretende implementar; ello obedece a lo delicado del asunto y las restricciones que dichas prácticas tienen en la legislación comercial internacional vigente, situación que coloca en desventaja a nuestros exportadores y pone en peligro el mercado de varias decenas de rubros no tradicionales que tenían como destino final la Comunidad Europea; aunado a ello, resulta imponderable la extensión del efecto dominó que esto pudiese ocasionar en toda la cadena de agentes que participan en una exportación, como por ejemplo, las entidades crediticias que financian tales operaciones, por citar alguna.

Señor canciller, este panorama bajo ninguna circunstancia debe entenderse como una aviesa crítica dirigida a desestabilizar o deteriorar la imagen del gobierno, tampoco pretende convertir este suceso en un circo político. La percepción de la ciudadanía a través de los distintos medios y muy particularmente la expresada en el sondeo realizada durante la pasada semana en el portal del diario, recoge claramente la opinión que, en base a los hechos publicados, señala como responsables principales de este costoso desatino, al Servicio Exterior. Separémonos por un momento de los nombres y parentescos para realizar el ejercicio de una forma más objetiva. Veremos que 7 de cada 10 encuestados ven como causantes de este agravio a la Cancillería, en tanto que 2 de cada 10 le atribuyen la responsabilidad al MICI. Ante esta dramática realidad, que en el mejor de los casos podría representar al Erario, en términos monetarios la suma de $30 millones anuales, se hace imperioso establecer mecanismos que controlen y sancionen las arbitrariedades e imprecisiones de los funcionarios que ya en otras ocasiones le han costado al Estado sumas onerosas por su ignorancia inexcusable o negligencia operativa. Además, es importante la designación en el Servicio Diplomático de profesionales íntegros y aptos; rompiendo esos esquemas que insisten en utilizar nuestras embajadas y consulados como botín o caja menuda con las que se retribuyen favores, aportaciones o compromisos de campaña.

Señor presidente, sus declaraciones justificando tan absurdo proceder demuestran un profundo desconocimiento de la magnitud y trascendencia de los hechos o su escasa voluntad para mantener separadas las decisiones políticas de los asuntos de interés nacional. Como nación, exigimos la destitución de los culpables de este acontecimiento, que junto a sus palabras insultan el intelecto de quienes una vez más hemos sido sentenciados a pagar la ineptitud e irresponsabilidad de los miembros de su equipo de trabajo que puntualmente asisten a cumplir sus delicadas tareas, a la mal acostumbrada hora panameña.

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