• 26/12/2008 01:00

Temas difíciles de abordar, el aborto

Hay temas muy difíciles de manejar en los medios; porque tienen que ver con la intimidad y el honor de las personas y de las familias. E...

Hay temas muy difíciles de manejar en los medios; porque tienen que ver con la intimidad y el honor de las personas y de las familias. El aborto, la eutanasia y la homosexualidad se hallan entre aquéllos. Al presentarse, generalmente provocan conflictos. Quizá no hemos aprendido a tratarlos con la honestidad y la firmeza necesarias. Ante todo, se requiere decir la verdad; pero la verdad verdadera; no la acostumbrada verdad relativa. Azorín dijo que para escribir correctamente debe llamarse a cada cosa por su nombre, y por eso debe conocerse el nombre de las cosas. Al pan, pan; al vino, vino.

Casi siempre sucede que los minoritarios grupos promotores de las prácticas mencionadas reaccionan con agresividad y acallan a los voceros de las mayorías que defienden la moral tradicional y objetan las supuestas modernidades que ocultan las malas semillas de aquellas calamidades.

El aborto es presentado como un nuevo derecho humano; pero no es genuino derecho ni tiene valor humano; aunque sus cabecillas prefieren ignorar las refutaciones; basadas, éstas, en el derecho natural y en las ciencias.

La dificultad primaria está en la verdad del aborto: se trata de un asesinato. El aborto provocado, también llamado directo y terapéutico, es el asesinato de un ser inocente e indefenso. Asesinar es “matar a alguien con premeditación, alevosía, etc”. (RAE) En el aborto se mata a un ser vivo; pues está probado científicamente que la vida humana existe desde la concepción.

Y aquí está el núcleo del problema; porque nadie acepta que le llamen asesino. Y, sin embargo, somos millones quienes debemos sentirnos avergonzados y hasta cómplices de ese crimen, por nuestro silencio y nuestra ignorancia; un crimen que, acaso, percibimos como ajeno a nosotros, sin responsabilidad nuestra alguna. Pero, sí la tenemos, al menos por solidaridad humana, y es nuestro deber reconocerla y asumirla plenamente.

Así como hay quienes se preocupan por la defensa del medio ambiente y por los animales en peligro de extinción; con mucha más solicitud hemos de preocuparnos por defender la vida de los millones de seres humanos que son asesinados en el vientre de sus madres, en todas partes, en cada minuto del día, ante el callamiento de millones de nosotros, confundidos, quizá, por la diseminación universal de engañosos mensajes que ocultan una propaganda perversa propulsora de la cultura de la muerte. Este engaño no constituye excusa para mantener nuestro silencio y actitud irresponsables. Reconozcamos la verdad.

No aceptemos más que en los parlamentos y en los medios de comunicación se adopten y presenten posiciones irresponsables sobre el aborto, como si se tratara de una simple opción personal, o de un derecho que se hace valer según intereses particulares. No debemos aceptar que “nuestros” gobernantes, en nombre de ideologías sectarias, impongan leyes y otras medidas que faciliten la muerte de inocentes e indefensos seres humanos no nacidos.

Es preciso que todos nos unamos para desenmascarar a los mercaderes de la muerte, de afuera y locales; y para apoyar a los movimientos pro—vida de todas partes del mundo.

Levantemos el lábaro de la cruzada de esperanza y de amor que extenderá la cultura de la vida.

-El autor es comunicador social.miguelespinop@hotmail.com

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