• 20/01/2009 01:00

Rosario de traiciones

Las creencias religiosas de un@ funcionari@ públic@ nunca deben tener injerencia en las políticas públicas del Estado y menos en las de ...

Las creencias religiosas de un@ funcionari@ públic@ nunca deben tener injerencia en las políticas públicas del Estado y menos en las de la salud pública. La Alianza por la Salud Sexual y Reproductiva ha denunciado un rosario de traiciones por parte de la ministra de Salud, Rosario Turner, que amenazan la democracia y harán que las mujeres retrocedan del lugar que han conquistado en las sociedades laicas.

He aquí dicho rosario: ha traicionado al señor presidente quien, para enfrentar los problemas en materia de salud sexual y reproductiva, reactivó la Comisión Nacional de Salud Sexual y Reproductiva desde el inicio de su gobierno. Ha traicionado la confianza de esta Comisión, que ella misma preside, al presentar un documento a la Asamblea distinto al aprobado en Gabinete; no cumplió con defender el anteproyecto, sino que manifestó que no estaba de acuerdo y que lo había presentado sólo por instrucciones del presidente; y se reunió con el entonces Nuncio a espaldas de la Comisión de SSyR y le hizo más caso que a los expertos y profesionales que se pasaron tres años redactando la ley. Ha traicionado su mandato, incumpliendo otro rosario de disposiciones constitucionales, legales e internacionales que obligan al Estado a proteger la maternidad, garantizar el derecho a una educación democrática y basada en la ciencia, velar por la salud y prevenir las infecciones de transmisión sexual. Las iglesias no pueden promover el incumplimiento de la ley — eso es apología del delito e injerencia en la gobernabilidad de otro Estado.

Si la situación es trágica ahora, si gana el candidato del Opus Dei o el de los evangelistas (quienes YA se han comprometido a defender las verdades absolutas de los moralistas), que Dios (si existe) nos coja confesadas a las mujeres. Vamos a tener que huir enburkadas. Por mi parte y por si las moscas, voy a confeccionarme una burka del color del feminismo — el violeta — para por lo menos viajar con estilo.

-La autora es abogada, escritora y docente.mendespino@gmail.com

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