• 26/01/2009 01:00

Cálculos políticos

A veces quisiéramos que el tiempo no nos diera la razón sobre las cosas que son obvias. Por ejemplo: que — en términos generales — si ti...

A veces quisiéramos que el tiempo no nos diera la razón sobre las cosas que son obvias. Por ejemplo: que — en términos generales — si tienes como costumbre manejar en estado de ebriedad, tarde o temprano vas a sufrir un grave accidente. Que si te alimentas mal, no descansas bien, no te ejercitas y desatiendes las indicaciones de tu médico, igualmente, tarde o temprano vas a comprometer tu estado de salud. Si no educas bien a tus hijos, les inculcas valores de disciplina, honestidad, buenos modales, etc., tarde o temprano puedes comprometer la salud y seguridad de la familia y quizás de muchos otros. Este es uno de esos momentos en que el tiempo nos está dando la razón.

En el 2007 publicamos un ensayo sobre comunicación política, en donde expusimos que “En Panamá, el comportamiento infantil, la conducta oportunista, la falta de profundidad intelectual y la nublada visión de futuro que muchos políticos exponen debe llevarnos a dudar seriamente de sus motivaciones”.

Los últimos acontecimientos en el escenario electorero panameño dan cuenta de las verdaderas intenciones de algunos actores que pretenden hacerse de la conducción del Estado.

Decía Aristóteles (hace ya mucho tiempo como para que lo tuviéramos presente en estos momentos) que “El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”. Sus limitadas sapiencias no le permitieron considerar las posibilidades que presentan hoy. Después de haberse insultado acremente, de un largo e intenso período de descrédito entre varios bandos, hoy se presentan unidos.

Para deteriorar más el proceso comunicativo — que debe basarse en una razón fundamentalmente educativa y de información substancial para el elector — todos los días los principales medios electrónicos, radio y televisión, y sus formadores de opinión comprometen el sentido de la información editorializando las mismas, convirtiéndose en actores del proceso en vez de facilitadores. La discusión no es edificante.

Razón nos da el tiempo. En el 2007 también decíamos: “Muchas de las articulaciones retóricas y el proceso comunicativo empleado (...), más que ilustrarnos filosófica e intelectualmente, ofenden a diario la condición social del panameño”.

Algunos comunicadores — cuyos programas son catalogados como noticieros — muestran abierta o solapadamente sus preferencias.

El proceso no es substantivo; ni la retórica electoral, ni el proceso comunicativo que lo acompaña. El fondo que se persigue no es el bienestar social ni el mejoramiento de la condición humana del conglomerado. Algunos lo dicen, pero forma parte de su discurso engañoso. Se trata de vencer al partido gobernante, eso es todo.

No se discuten planes de gobierno concretos que atiendan con seriedad los problemas de la Nación. No puede ser que políticos y medios no pueden encontrar una manera más edificante de llevar esta contienda.

Muchos conciudadanos han optado por asumir que nuestro proceso criollo es así de obvio. Ya no cabe el “no hay sorpresas, sino sorprendidos”, y los cálculos y las movidas de unos y de otros pueden definir el futuro de la Presidencia.

Es costumbre que esta clase de conducta politiquera acomodaticia sea la norma y no la excepción. Mientras tanto, nos depara, tarde o temprano, el mismo resultado de decepción y displicencia.

-El autor es comunicador social.ernestoholder@gmail.com

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