La floración de los guayacanes se convierte cada año, entre los meses de marzo y abril, en un espectáculo visual que pinta de amarillo el horizonte de...
- 27/01/2009 01:00
Un modo nuevo de ver las cosas
“No es un mundo que termina, es un mundo que inicia”. Así respondía san Agustín a quienes sufrían angustiados ante la destrucción de Roma y de su imperio.
La vida nos puede reservar muchas sorpresas. Un terremoto, un golpe de sueño en la carretera, y en pocos segundos todo ha cambiado.
Alguno desearía haber muerto, haber terminado esta etapa terrena, para no tener que afrontar todo lo que inicia tras un imprevisto. Pero seguimos vivos, y Dios nos pregunta: ¿qué vas a hacer ahora?
Dicen que la depresión es una enfermedad cada vez más fuerte en el mundo moderno. Desgracias, derrotas, abandonos, nos martillean y nos hacen verlo todo triste, oscuro. Sin embargo, deberíamos colocar el fracaso en su lugar: se ha cerrado una puerta, pero muchas otras siguen abiertas.
En cada uno de nosotros se esconden energías insospechadas. Una mujer o un hombre pueden llevar una vida mediocre, oscura, insatisfecha. De repente, un hijo enfermo les hace despertar, y sacan fuerzas que nadie habría imaginado. Pueden pasar horas y días en el hospital, o en casa, en jornadas agotadoras por los ejercicios de rehabilitación. El deseo de vivir y el amor les dan una energía insospechada.
Otros, en cambio, son incapaces de dar un paso adelante. El dolor les paraliza, la tristeza les oprime, la herida les lleva a llorar sin esperanza. El tesoro de energías que se esconde en su espíritu está abandonado, arrumbado, quizá incluso empieza a deshacerse.
No todos tenemos claro lo que debemos hacer en cada momento. Pero sí podemos, con los ojos fijos en el cielo, gritarle a Dios y pedir un poco de su luz y de su amor.
Con su compañía se hace fácil y llevadero el camino, y todo adquiere un color especial, distinto, nuevo. Nuestros ojos se hacen frescos como los de un niño que admira, por vez primera, la lluvia que forma burbujas en el suelo.
-El autor es sacerdote y filósofo. Roma, Italia.fpa@arcol.org