• 07/02/2009 01:00

¡Es la economía, estúpido!

En columnas anteriores he opinado que nuestros candidatos presidenciales, hasta la fecha, no nos han ofrecido un plan de gobierno pragmá...

En columnas anteriores he opinado que nuestros candidatos presidenciales, hasta la fecha, no nos han ofrecido un plan de gobierno pragmático ni realista, ni con una visión que concuerde con las necesidades e intereses reales de nuestro país. Por lo general, hemos escuchado banalidades, y las mismas promesas neoliberales de antaño. Comprendiendo que es más fácil “tirar piedras” que “construir una casa,” creo que tengo la responsabilidad de ofrecer algunas ideas —como sugerencias— representativas de lo que pienso le convendría a nuestra nación. He aquí una:

Se dice que durante la primera campaña de Bill Clinton se le preguntó. “¿Cuál es el problema fundamental del país?” El contestó. “La economía, estúpido”. Creo yo que seremos estúpidos si no entendemos que el problema fundamental de nuestro país —actualmente y en el futuro cercano— es nuestra economía. Por cierto, hay algunos que, a mi juicio, tienden a negar esta realidad —aún cuando el sistema económico global está en crisis— diciendo, como John McCain, que nuestra economía está fuerte. Discrepo, ¡no nos debemos engañar! El/la candidato/a que desea ser presidente deberá abogar por el establecimiento de un programa de empleos por parte del Estado —a escala nacional— que sea suficientemente masivo para que el pueblo tenga trabajo. Tenemos, creo yo, que invertir en la reconstrucción y mejoramiento de nuestra infraestructura —carreteras, puentes, acueductos, represas, etc.

Hoy se habla del “turismo” como “locomotora” de nuestra economía; pero para mí, esto no es suficiente ya que el nivel de empleo que crearía, en comparación con lo que visualizo, sería minúsculo. Además tiende a crear problemas sociales. Más aún, ¿qué haremos si en un futuro no muy lejano los “turistas” optan por ir a “Pogo Pogo” y no a Panamá? El “turismo” puede ser parte de la estrategia, pero no el plan.

Podríamos construir viviendas para los marginados, utilizándolos como mano de obra, nuestras escuelas y hospitales necesitan repararse, nuestros ríos y riachuelos hoy son vertederos y como estos existen muchísimos más. Lo que se necesita es un/a mandatario/a con visión.

El plan que sugiero debería emanar del Estado y no del sector privado. Creo yo que un programa de esta naturaleza no debe ser administrado ni ser dependiente del sector empresarial ya que su interés básico es el lucro. Por supuesto, es posible y deseable establecer una relación pragmática entre el Estado y este sector para engrandecer la base de empleos, empero, bajo estricta vigilancia gubernamental para reducir su abuso. ¡El gobierno sería el que emplea y otorgue contratos, pero también bajo una comisión regulatoria! A igual que en las empresas, existen empleados públicos tracaleros, pero la meta del gobierno es por definición distinta. ¿De donde vendría el dinero para sufragar el costo? Sugiero, de una fracción de los ingresos canaleros. Es decir, de una sección gubernamental a otra. Finalmente, el programa tiene que ser a escala nacional para que todas nuestras provincias y regiones se beneficien. He leído que el financiero Félix Royhatan ha dicho “una economía moderna necesita de una plataforma moderna y esa plataforma es la infraestructura”. Tenemos que modernizar nuestra infraestructura. ¡Necesitamos más empleos y menos programas de caridad!

-El autor es escritor y docente residente en Nueva York. cerussman@yahoo.com

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