• 09/04/2009 02:00

Renovación espiritual

Estamos en plena conmemoración de la Semana Mayor, una época especial para el fortalecimiento de la fe, pero también propicia para la re...

Estamos en plena conmemoración de la Semana Mayor, una época especial para el fortalecimiento de la fe, pero también propicia para la reflexión y la ordenación de todas nuestras ideas, porque luego de esta pausa importante, debemos reiniciar los deberes, obligaciones y compromisos de la vida, con renovación espiritual, pero, especialmente, con perspectivas positivas para continuar los planes personales, los de trabajo, los profesionales y los políticos.

Iniciamos esta nueva celebración de la Semana Santa, con la bendición de las palmas que enmarca el ritual del “Domingo de Ramos”, y de allí en adelante hemos continuado con todo ese recogimiento que nos indica la devoción religiosa y culminaremos el Domingo de Pascua con el recordatorio de lo sucedido en la fecha de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, quien soportó la persecución, los golpes, las injurias y la muerte por salvar a la humanidad.

Es propicia la circunstancia para recordar todas esas enseñanzas que recibimos en la niñez, en el hogar, en la iglesia y en las aulas escolares, las que nos han acompañado a través del tiempo y reforzado los principios religiosos—cristianos, que nos llevaron a participar activamente en los diferentes oficios que el dogma nos indicaba para hacernos fuertes y con el poder de discernimiento, muy valorado en cada una de nuestras actuaciones y de esa manera saber proceder como nos enseñó el sabio Salomón, cuando tuvo que tomar una decisión entre una madre verdadera y una impostora.

La Semana Mayor del 2009 nos encuentra en la travesía de un proceso muy importante. Es decir, una etapa en donde estamos inmersos en el acontecer electoral, con miras a escoger a las principales autoridades nacionales, tanto del Ejecutivo y Legislativo, como de los gobiernos municipales y a los representantes ante el Parlamento Centroamericano. La reflexión que hagamos se convertirá en el mejor bálsamo que calmará los ánimos, sobre todo de aquellos exaltados por uno u otro motivo, para conducir al razonamiento concienzudo, a la paz, seguridad y a la mejor convivencia.

Siempre hemos pensado que el ofuscamiento, producto de la impaciencia e intolerancia, no es el mejor consejero, sobre todo en una sociedad democrática en la que el debate de las ideas es el punto fundamental para las mejores relaciones entre todos los sectores de la ciudadanía, de allí que en nuestra visión positiva vemos en este período religioso, la ocasión propicia que nos permitirá hacer balance individual y de esa manera poder retomar los proyectos personales y el resto que están vinculados con el acontecer del país.

Las plegarias que elevemos al Todopoderoso deberán ser el reflejo verdadero de nuestras voluntades por continuar siendo parte de una sociedad creyente en la presencia en nuestras existencias de un Ser Divino y Superior, señor y dador de vida, pero también de un conglomerado con verdadero apego a la libertad, basada en los principios democráticos, de tolerancia a la diversidad de las ideas, de respeto a los derechos humanos y de cumplimiento, en el caso concreto de los deberes de ciudadanos de elegir y ser elegidos, de las normas contenidas en la Constitución Política de la República de Panamá, así como las demás legislaciones.

-El autor es presidente de la Asamblea Nacional.rrodriguez@asamblea.gob.pa

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