• 31/05/2009 02:00

De fundamentalismos y otras hierbas nada aromáticas

¡Libérate! ¡Libérate! Un grito que escuchabas por encima del rumor de mil voces clamando a Dios, pidiendo perdón, exhudando arrepentimie...

¡Libérate! ¡Libérate! Un grito que escuchabas por encima del rumor de mil voces clamando a Dios, pidiendo perdón, exhudando arrepentimientos, en fin.. el senador-pastor maldecía (literalmente) a los homosexuales que plagaban las sociedades, tanto en Colombia como en Panamá; que él había ganado unas elecciones en tres meses; porque Dios estaba con él, que ya habían encarcelado a siete senadores colombianos por estar involucrado en.. (no entendí bien si eran socios de Murcia o si traficaban armas con las FARC...).

Lo pesado del asunto eran los pastores (varios al mismo tiempo) que me presionaban la frente para tirarme a la hierba, porque estábamos en un estadio, y como me resistía, me tomaban otros por los hombros y me empujaban. El objetivo a todas luces, era que me cayera y me retorciera toda para servir de espectáculo espiritual al público.

Bueno, no lo lograron, estaba yo concentrada mentalmente en el análisis sociológico del evento. Una campaña de las iglesias evangélicas con los candidatos y candidatas a puestos de elección popular en Puerto Armuelles, en el Estadio de Chiquita. El invitado especial: un pastor-senador colombiano. Lástima que no pudieron explicarnos cómo es que en Panamá los creyentes, hombres y mujeres de fe, no reeligen a los pocos pastores que logran alcanzar una curul (dos, para ser más específica). En San Miguelito, Vladimir Herrera, que entró por el Molirena en el período pasado y se tiró por la libre postulación en las pasadas elecciones, perdió. El pastor diputado por el PRD de David, perdió las primarias de su partido y después, dicen, tomó la decisión de dejar este mundo.

No sé por qué estas iglesias fundamentalistas, que son acríticos y apegados a normas morales rígidas y se atreven a reglamentar hasta la vida privada de las personas, les ha dado en los últimos tiempos por inmiscuirse directamente en la política. No solo quieren ser presidentes, diputados, alcaldes y representantes de corregimiento, sino que utilizan a Dios para “orientar” a sus feligreses electoralmente. Por supuesto, según ellos y ellas, el mejor candidato es el que más da. Así, que los candidatos que no tienen recursos económicos, tienen muy pocas posibilidades de recibir la bendición de Dios (de acuerdo a estos representantes en la Tierra) y mucho menos de ganar en unas elecciones.

He observado que su empeño no se limita únicamente a preservar la fe, sino que desean transformar el mundo para que la fe pueda ser más fácilmente preservada. En su manifestación más profunda, estas iglesias fundamentalistas no reconocen una línea divisoria entre religión y política. Los enemigos básicos son el liberalismo, el humanismo y el secularismo, visto desde sus filas como la encarnación del mal. Así que si usted se describe como una persona liberal, tolerante, que respeta las distintas opciones sexuales, que trabaja por el desarrollo humano, que cree en la equidad de género, está expuesta/o a que lo declaren un hereje; un representante del demonio en la Tierra; un ser abominable.

¡Dios mío! Ampárame de caer en manos de estos grupos fundamentalistas, que corro el peligro de que me quemen viva.

-La autora es escritora.gloria.young1@gmail.com

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