• 10/06/2009 02:00

Los 'caballeros' de los Diablos Rojos

Es impresionante la cantidad de veces que he sido testigo de la poca cortesía existente en los buses. Invidentes, adultos mayores, embar...

Es impresionante la cantidad de veces que he sido testigo de la poca cortesía existente en los buses. Invidentes, adultos mayores, embarazadas, niños, jóvenes extranjeras con mochilas estilo “Campamento Candy” a sus espaldas y monjas, por citar algunos ejemplos, son candidatos a quedarse de pie hasta que se desocupe algún puesto. ¿Cómo es posible que el género que inspira todo tipo de desbordo de caballerosidad es excluido de todo gesto de urbanidad y cortesía dentro de los buses?

El origen de este defecto social es digno de analizar. Algunos sondeos por la red indican que a la mayoría de los hombres les da pena y otros ante una experiencia previa de rechazo no lo han vuelto a intentar. Ahora, los que viajamos en este medio de transporte todos los días también somos testigos de que los pocos que ceden sus puesto milagrosamente reciben un gracias. Dar y recibir es agradable, pero en ciertas circunstancias de entrega intangible es satisfactorio entregar un poco de nosotros y alivianar la desventaja aparente o no de nuestro prójimo.

Las damas esperamos un caballero en trato, buenas maneras y respeto. No creo que sea tan difícil ni que dependa de las condiciones del clima. Ceder el puesto a una dama sin importar las condiciones en las que se encuentre, no sólo nos hace sentir confortadas, sino que nos evidencia la buena educación. No obstante, ante la ausencia de estos fenómenos de cortesía, las “damas de los diablos rojos” hemos tomado el rol muy en serio, luego de reprochar con la mirada la dejadez de los “caballeros” presentes y durmientes, nosotras, cedemos el puesto.

Aparte de resistir los tacones, los empujones, los roces malintencionado, las groserías de conductores y ‘pavos’, los paquetes, bolsas, etc. qué magnífico es ser mujer y hacer lo correcto, no por norma de urbanidad ni por ser buen samaritano, sino porque sencillamente es bueno ayudar. Como dijera, el famoso escritor francés, Jean De La Bruyere: “la cortesía hace que el hombre parezca exteriormente tal como debiera ser en su interior”.

-La autora es analista de Información y RR.PP.mmliceth@hotmail.com

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