• 30/07/2009 02:00

‘Llanto por los pobres...’

Recordando aquel otro: “por Ignacio Sánchez Mejía”? confieso que tampoco quisiera presenciar éste? “por los pobres” mayores de 70 años y...

Recordando aquel otro: “por Ignacio Sánchez Mejía”? confieso que tampoco quisiera presenciar éste? “por los pobres” mayores de 70 años y sin jubilación ni pensión en nuestro país? o en el mundo entero. ¿Quiénes son? ¿Dónde están?

En cierto momento litúrgico, la Palabra muestra claramente dos signos de la presencia de ellos, pero en posiciones y circunstancias totalmente contradictorias. Por una parte, me refiero a la llamada “unción” de una mujer (perdonada) arrodillada a los pies de Jesús. Tiene en la mano un envase de perfume (y no precisamente para señalar a los empleados vendedores de Dior, convertidos en “embajadores” o “modistos” ). No se le ocurre otra cosa a la “pobre” que romper el envase de alabastro para bañar los pies del Maestro con aquel precioso néctar de nardos. Frente a ella, el “tesorero” de la comunidad de los apóstoles, el traidor, indignado ante el gesto de aquella mujer: tal vez corra a recuperar los 300 denarios? para dárselo a los pobres?

Desconcierta igual, la respuesta de Jesús ungido, unos seis días antes, ya “para la sepultura” , como Él mismo lo dirá: “los pobres, siempre los tendréis con vosotros, pero a mí , no siempre me tendréis...” ¿Qué tipo de pobreza es esta que, si no se “maneja” bien interiormente, sin robar, sin traicionar? puede ser un obstáculo y ¡enorme! para poseer ese reino prometido, todo lo contrario al espectáculo de procesiones, serenatas, veladas artísticas? Es la discreción la que marca la relación entre dos seres que se aman.

Ahora bien, la “discreción esencial” de la oración no excluye en modo alguno la oración comunitaria? y he allí el sentido de aquel : “pan nuestro? de cada día” del Pater. La oración comunitaria ayudará a “despertar” esa “presencia” que está en mi fuero interior.

La riqueza oculta de la oración a la que, paradójicamente, deberían llevarnos las palabras recitadas ya sea en el Pater o en los Ave Marías, nos identificará como pobres, pero a causa de nuestra fe. Dirá que hemos renunciado al mundo y a sus riquezas, a sus pompas y honores, a su falsa gloria? para pedir solo una cosa: “el pan esencial” que abre perspectivas que superan el horizonte de “la comida” cotidiana indispensable, cierto, pero que va a dar a la letrina?

Entonces, ¿por qué llorar por “los viejitos” ? Ya le estamos “regalando” los $100 para que tengan qué comer? Pero, ¿es en realidad “ese pan” lo necesario para vivir? ¿Qué tipo de vida es esa que acepta estirar la mano por los siglos de los siglos y por la bolita del mundo? amén? ¿Dónde quedaron sus derechos??

Entonces, sí que hay razón para llorar por los falsos pobres, al igual que por los falsos profetas y por toda la falsedad e hipocresía de toda esta pacotilla con sus cortejos de mentiras, oportunismo y traiciones.

Tienen la llave de los secretos del Reino, pero son un obstáculo para que se vea por dónde está el camino..

*Ex catedrática de Filosofía / UP.cedilia@pa.inter.net

Lo Nuevo
comments powered by Disqus