• 09/09/2009 02:00

Pura pasión de machismo

Una de las tendencias más notorias de los últimos años en ciertos países sobre las relaciones de los medios de comunicación y la socieda...

Una de las tendencias más notorias de los últimos años en ciertos países sobre las relaciones de los medios de comunicación y la sociedad, es la modalidad de autorregulación que se manifiesta en la disminución del papel regulador del Estado y una mayor autonomía del sector empresarial que detenta esa industria de la información y el entretenimiento.

Para alcanzar este nuevo capítulo en la cultura mediática en Panamá, el Estado eliminó casi en su totalidad la normativa de los diferentes medios de comunicación y en algunos casos, éstos han adoptado formas muy particulares de autorregular sus contenidos.

En el caso de las estaciones de televisión, hace un poco más de diez años, las grandes cadenas firmaron un acuerdo con el Ministerio de Desarrollo Social (nombre actual) para dar el paso hacia esta nueva herramienta de gestión.

El acuerdo no supuso casi ninguna medida concreta y el signo, quizás más visible fue que los canales televisivos anunciaran una clasificación antes de cada programa; pero no el tipo de material según las horas o la eliminación de aquellos materiales inadecuados para la audiencia.

Esto trajo como consecuencia una mayor libertad de los medios audiovisuales para exponer su programación; además, un lenguaje más coloquial y por tanto agresivo, donde sobresalen las obscenidades y formas descomedidas. Algunos han hecho gala del concepto de ausencia de la censura para incluir tanto en el lenguaje como en las imágenes, modelos de un tipo de contenido solo para población adulta.

El martes de la semana pasada se exhibió en el canal TV-MAX, una cinta dentro de una serie dedicada al machismo. Se trata de la película “ Historia americana X ”, con el actor Edward Norton. El tema de este largometraje, programado a las 7:00 de la noche, es una lucha entre sectores de las bandas neonazis y la población negra en los Estados Unidos. Un fuerte contenido, lenguaje crudo y escenas sumamente agresivas con violencia explícita.

Esta cinta hubiera requerido un foro para analizar el alcance de sus mensajes y la cruda realidad que le sirve de referente. Sin embargo, entre las pausas de dicho estreno, una pareja de conductores en el canal se refería al tema del machismo, no desde un punto de vista crítico, sino que utilizaban los modelos expuestos para hacer una apología a esta deformación cultural y social.

Desde una supuesta pregunta de qué debía hacer un ‘ macho ’ si se ganara la lotería, ambos conductores, con un lenguaje que deja mucho que decir, planteaban, entre bromas cargadas de mal gusto, las posibilidades que cualquier macho típico podía esperar. Aquí se perfilaba el estereotipo que estos personajes traslucían y una pobreza expresiva camuflada con un habla que remedaba al ciudadano joven promedio.

El desarrollo de cualquier iniciativa de autorregulación en los medios de comunicación se basa en una plataforma de tres elementos: los propios medios de comunicación, el Estado y la sociedad. Un acuerdo de esa naturaleza implica un grado de desarrollo de cada uno de ellos en función de los procesos que la política de comunicación demanda, así como un componente ético que atraviesa todo el proceso.

En el caso panameño, los acuerdos de autorregulación tienen el problema de que no existe ese nivel de avance en ninguno de los sectores. Las empresas han aprovechado su libertad y en el contexto de ella y sin estar preparadas para el cambio, se han adueñado de la oferta programática. De allí la pobreza de materiales y el bajo nivel de sus profesionales, que en ocasiones confunden vulgaridad con lenguaje cotidiano.

El Estado no ha sabido crear fórmulas de control o seguimiento de este proceso. La prueba es que no se cuenta con una institución gubernamental que se haga cargo de este tema. El resultado es que, si hay quejas, no se encuentra a la autoridad interlocutora para atenderlas.

La sociedad se ha quedado con un papel de audiencia pasiva de la oferta, sin alcanzar un mayor papel crítico u organizado frente a lo que recibe. No existen en el país grupos organizados frente a la programación. Por lo general, en la escuela no se inculca una forma de lectura objetiva de los medios o una formación cultural que permita al individuo una mayor reacción contra los productos que se le brindan.

Un ejemplo de esto es la cantidad de formas disfrazadas de pornografía o irrespeto a la mujer que aparece en diferentes medios de comunicación y que no ocasiona protestas de las organizaciones que defienden los derechos de género. Esta es una equivocada versión de la libertad de expresión.

El machismo que hemos comentado y que no se pasa solamente como franja de programas en la estación de televisión mencionada, sino en otras de la competencia, parece destinado a recuperar la audiencia masculina que con tanta telenovela —que por cierto, también promueve esta deformación socio-cultural— exhibida en la oferta de los canales, ha desequilibrado la programación.

Tanto Daniel Samper Pizano como Mario Vargas Llosa se han referido a este fenómeno recientemente al mirar este medio de comunicación y analizar sus contenidos, luego de toda esta oleada de libertad demandada en los últimos años del siglo XX.

El periodista colombiano se quejó de la calidad de la televisión española y el escritor peruano se refiere a la miseria de la televisión generada en la carrera por captar la audiencia, “.. escarbando en las sentinas de la vida destruyendo la privacidad, explotando sin el menor escrúpulo las experiencias más indignas y degradantes ha pulverizado todos los valores, trastocándolos ?”

Hay que rescatar la posibilidad de reaccionar frente a una televisión de un contenido criticable y convertir a la audiencia en un factor que reacciones frente a los malos contenidos, a la programación mediocre y presionar por alcanzar nuevos valores y una programación más a tono con los tiempos y necesidades reales de la sociedad panameña.

*Periodista, escritor y docente universitario.modestun@yahoo.es

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