• 27/09/2009 02:00

La paz como ánima en pena

En estos momentos que he empezado a escribir este artículo estoy disfrutando del concierto de Juanes “Paz sin frontera”. Poco antes del ...

En estos momentos que he empezado a escribir este artículo estoy disfrutando del concierto de Juanes “Paz sin frontera”. Poco antes del inicio de este espectáculo en la Plaza de la Revolución en La Habana, Cuba, el cantante colombiano adelantó que “una de sus canciones ruega porque no se derrame sangre en el mundo y convida a todos a levantarse en nombre de la paz”.

Juanes abogó por la destrucción de “ todas las armas y las fábricas que las producen “ y condenó “ el exceso de poder concentrado en pocas personas “. El cantante ganador de 17 Grammy Latinos y 9 premios MTV, espera que este evento ayude a “ conectarnos, respetarnos, entender diferencias y tolerarnos ”.

Esa es la paz que todos anhelamos. Sin embargo, aquí en nuestro país pareciera que “ la paz anda como ánima en pena ” por las continuas quiebras de reconciliación por razones de tipo económico, social y político, y por aquellos que deambulan por nuestras calles cercenándole la vida a los demás, por las constantes amenazas de violencia en los hogares, y por la falta de una educación y salud igual para todos, entre otros. Toda búsqueda de soluciones será inútil, si no podemos hacerlo desde el diálogo fraterno, sin el egoísmo de aquellos que se consideran los dueños absolutos de la razón.

Sin paz no podríamos pensar en otras realidades como la familia, la cultura y la sociedad. La mayoría de los conflictos, problemas, angustias e insatisfacciones, vienen dados por las realidades de siempre. Nos hemos olvidado de aquellas cosas que son más elementales para vivir, las que están en lo interno de nuestra persona.

En este nuevo siglo contemplamos con optimismo que los temas de paz se plantean con iniciativas desde la perspectiva del desarrollo humano. Los conflictos no se acaban con el acuerdo de las partes, para ello se requiere la voluntad de toda la sociedad: de pensar, de denunciar y, sobre todo, de actuar y de acabar con la indiferencia.

Esta paz no puede depender solo de los políticos ni de los gobiernos, ni de las escuelas, ni de los medios de comunicación.

Depende de las relaciones diarias del conjunto de la sociedad orientados todos a saber hacia dónde ir, a dónde se quiere llegar.

Los medios, la manera, el camino y el método para llegar a conseguir la paz requieren de un liderazgo. Y, ¿quién tiene la habilidad para ese liderazgo? ¿Quién tiene ese pensamiento que hay que llenar, con fundamentos racionales, criterios que sean comunes a todos los hombres y mujeres, sin distinción de culturas, religiones o ideas políticas?

No podemos ser ingenuos pensando que es algo sencillo de conseguir. El trabajo constante que requiere hace que nos demos cuenta de los muchos obstáculos que existen y se oponen.

Ser conscientes de ello es el primer paso para afrontar las dificultades y ofrecer siempre nuevas opciones.

Pero éstas solamente pueden nacer en un espacio de paz conseguida a todos los niveles desde lo personal hasta los distintos cuerpos sociales.

Evitemos que la paz deambule como ánima en pena. Gracias Juanes, gracias Cuba, gracias a todos los que soñamos por la Paz en todas las fronteras de nuestros corazones sin división de ideologías, con la libertad fraterna de la hermandad y de la tolerancia.

*Especialista de la conducta humana.gemiliani@cableonda.net

Lo Nuevo
comments powered by Disqus