• 21/10/2009 02:00

Apilamientos sin escenarios

Luego de hacer una “instalación” de una rueda de bicicleta sobre un taburete, Marcel Duchamp (1887-1968), el célebre pintor francés, con...

Luego de hacer una “instalación” de una rueda de bicicleta sobre un taburete, Marcel Duchamp (1887-1968), el célebre pintor francés, consideró que este trabajo “artístico” había surgido como un “divertimento” y se planteó la pregunta de si se pueden hacer obras que no sean arte.

Al entretenerse con la desaparición de las varillas metálicas cuando giraba la llanta, Duchamp atravesó dos hitos: creó una revolución en el arte tridimensional e inauguró una concepción que proponía darle un nuevo significado —artístico— a los objetos y enseres de la vida cotidiana.

Este pintor fue más allá de la abstracción juguetona de Kandinsky y el surrealismo ensoñador de Dalí, pues hizo saltar los referentes de estos vanguardistas desde su dimensión plana y esos elementos los convirtió en materia prima para sus trabajos. Por eso, aquel trabajo del retrete, denominado “ Fuente ” y su obra mejor conocida “ El gran vidrio ” o “ La novia desnudada por sus pretendientes ”.

Alguien que ha bebido de estos planteamientos es sin dudas Pep Durán, figurinista y escenógrafo catalán, nacido en Geltrú, Barcelona, y quien inauguró el 8 de octubre una muestra de sus trabajos en la ciudad de Panamá, bajo los auspicios de la Embajada de España en Panamá, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y el Museo de Arte Contemporáneo.

Su exposición “ Sin escenario ”, no es una presentación de cuadros colgados en el muro. Es algo más, como él aclara, “ se trata, pues, de un muro concebido como zona de anotaciones provisional y depósito de múltiples referencias, casi una pizarra que ofrece una imagen en continua transformación ”.

El material de sus trabajos es casi cualquier objeto, trasto o desecho de la vida cotidiana a los que el autor brinda una nueva visión conceptual, pues los apila, los superpone, los enfrenta con otros diferentes y extrae una obra nueva. El propósito no implica en principio un objetivo estético en sí, pero la noción de obra conduce al final a una creación única y a un trabajo con un significado plástico.

La materia prima de Durán es un híbrido, como dice su curador, quien hizo una presentación audiovisual unos minutos antes de inaugurar la exposición. Es un recurso que está a la mitad de su nuevo sentido y que con una visión metafórica nos va a brindar una perspectiva múltiple; como dos abrigos colgados de espaldas en la pared, uno con un sombrero, otro con parches y ambos con piezas que cuelgan de sus tejidos.

El oficio como escenógrafo le ha permitido a Durán, tomar en cuenta también el espacio en que se insertan sus trabajos. No es la pared, sino un lugar en que su obra interactúa desde sus posibilidades de forma, color, textura y posición, como es el caso de un telón elaborado con camisas, suéteres y corpiños, todos en tono rojizo y suspendidos contra una luz que abre la imaginación a múltiples interpretaciones, entre otras de una multitud, sin que esté presente ninguna persona.

Lógicamente que gran parte del trabajo de este artista catalán se desdobla en propuestas de escenarios teatrales. Aquí sus propuestas adquieren una nueva dimensión, pues la disposición de objetos sobre el proscenio mediatiza el calor e intensidad de las sensaciones que proyecta el drama.

Aunque la primera impresión que uno se lleva al encontrase con estos apilamientos, es de la titánica tarea de reciclar productos o desechos de la vida cotidiana; hay que rescatar los conceptos de Kandinsky sobre el azar en la propuesta artística y también en la perspectiva socioeconómica, que amplía los horizontes tanto de la realidad objetual, como del papel de ella en el espacio contemporáneo.

Los modelos artificiales que determinan el quehacer humano actual, nos obligan a llevar a cuestas un consumismo que da como resultado una huella en el ecosistema. Durán parte de estos “ desechos ”, los recoge, modifica y convierte en una propuesta que atrae el ojo, la mirada y pone a reflexionar sobre nuestras costumbres.

Por esa razón los trabajos exhibidos en el Museo de Arte Contemporáneo impresionan, no solo por la dimensión de algunos, como la secuencia de fotos de un amplio clóset o los múltiples trazos para el diseño de escenarios con la perspectiva de los personajes incluidos y su relación con los objetos y el espacio teatral; sino también por la diversidad de materiales que cambian de forma y sentido al “ apilarlos ”.

Así, somos personajes que navegamos en este mundo particular, en este universo reconstruido con instalaciones que se llenan con las interpretaciones que dan nuevos usos o dimensiones posibles a los retazos de realidad formulados, armados y superpuestos por Pep Durán.

*Periodista y docente universitario.modestun@yahoo.es

Lo Nuevo
comments powered by Disqus