• 12/11/2009 01:00

Honduras, martirio prolongado

Al frente de la comisión de verificación de los acuerdos alcanzados por Estados Unidos, el ex presidente chileno Ricardo Lagos llegó la ...

Al frente de la comisión de verificación de los acuerdos alcanzados por Estados Unidos, el ex presidente chileno Ricardo Lagos llegó la semana pasada a Honduras con un duro discurso exigiendo la restitución del presidente constitucional Manuel Zelaya. Pero chocó con las maniobras dilatorias del líder golpista Roberto Micheletti. Sin lograr resultados, partió de Tegucigalpa acusando a Micheletti de actuar de mala fe y de jugar con el destino de los hondureños.

Los acuerdos firmados por Zelaya y Micheletti, a instancias del saliente subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, Thomas Shannon, tenían dos objetivos encubiertos. Dar un manto de legitimidad a las elecciones presidenciales del 29 de noviembre y desbloquear las candidaturas de Arturo Valenzuela para sucederlo en el puesto y lograr su propia ratificación como embajador en Brasil. La consigna no declarada era: todo menos el retorno de Zelaya, derrocado en junio y refugiado en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa desde finales de septiembre. La primera reacción vino del senador ultraconservador Jim DeMint (republicano por Carolina del Sur), quien respaldó la ratificación de Valenzuela al obtener garantías de la Casa Blanca de que reconocería el resultado de los comicios hondureños. Pero a Shannon le salió el tiro por la culata. Otro senador ultraconservador, George LeMieux (republicano por Florida), bloqueó su ratificación por su política hacia Cuba.

Aunque el embajador estadounidense en Tegucigalpa, Hugo Llorens, ha manifestado en privado su rechazo a Micheletti y respaldado el retorno de Zelaya, ha tenido que reproducir disciplinadamente el guión de Washington. En el seno de la OEA, el representante estadounidense, Lewis Amselem, conocido como Terminator, ha repetido que los acuerdos del 30 de octubre no preveían la restitución de Zelaya y que EUA colaboraría con el buen desarrollo de las elecciones. José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, ha rechazado la organización de los comicios hondureños. Es muy difícil que EUA logre dos tercios de los 33 votos de la OEA para levantar las sanciones contra Honduras y reconocer el resultado de las elecciones. En ese contexto concluyó este miércoles la misión en Tegucigalpa del enviado del Departamento de Estado, Craig Kelly, quien buscaba ganar tiempo en favor de los golpistas. La incógnita es cómo espera Estados Unidos participar en la solución de los problemas de Latinoamérica si respalda unos comicios viciados en Honduras.

Mientras se multiplican los asesinatos selectivos y los atentados contra medios de comunicación, que tienen el sello de bandas paramilitares, los golpistas siguen maniobrando. El Congreso, que está en receso, podría aceptar la renuncia de Micheletti antes de las elecciones y colocar en su lugar una nueva figura, a fin de engañar a la opinión pública internacional o reunirse después de los comicios y nombrar un nuevo presidente que entregue el poder a quien resulte ganador de los comicios. Sin embargo, para la comunidad internacional la restitución de Zelaya es requisito indispensable para el restablecimiento del Estado de Derecho y la legitimidad de las elecciones. Lo lamentable en todo este drama es que con una crisis sin solución a la vista se prolonga el martirio para el pueblo hondureño.

*Periodista.d_olaciregui@hotmail.com

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