• 16/11/2009 01:00

Retos románticos o campanadas

Creo que todos entendemos la seguridad nacional como un asunto sumamente complejo. Va desde los programas más puntuales de atención prim...

Creo que todos entendemos la seguridad nacional como un asunto sumamente complejo. Va desde los programas más puntuales de atención primaria de salud hasta las preocupaciones más complejas concernientes a las interrelaciones globales y las amenazas terroristas en la dinámica mundial en donde nuestro país, por nuestra posición geográfica, puede considerarse blanco de un hecho violento de proporciones incalculables. (Los sistemas de semáforos son un asunto de seguridad nacional, un buen día no vamos a poder ni salir de la casa, totalmente trancados si no atienden ese asunto con “inteligencia”).

Los crecientes niveles de delincuencia amenazan nuestra seguridad nacional y atentan contra nuestro desarrollo. La Nación debe alinear a todos sus ciudadanos para que juntos podamos asumir la responsabilidad de llevar este país a esferas de convivencia más estables y seguras. “ Ningún hombre es una isla ”, decía John Donne, es por eso que debemos hacer un esfuerzo por incluir a cada miembro de la sociedad y no propiciar marginalización y resentimiento sociales. Proteger a la sociedad, pero de la misma manera velar porque los sectores que se han desviado en su comportamiento social tengan derecho a la rectificación. Es hora de evaluar los caminos menos transitados, como dice el poema de Robert Frost The road less travelled.

Donne reflexionó que “ La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad ”. Estoy seguro de que el ministro José Raúl Mulino, al prometer mano dura, se sintió disminuido emocionalmente por las constantes muertes en nuestro territorio, así como nos sentimos inseguros y disminuidos el resto de la ciudadanía. Pero, como sociedad, no debemos renunciar tajantemente a seguir tratando.

No encuentro nada romántico en el reto que propone la necesidad de establecer programas efectivos de resocialización de aquellos que comenten faltas sociales, desde las más banales hasta aquellas que violentamente afectan la condición humana de los asociados. El reto no está en invertir millones y millones de balboas en cárceles y ya. Eso es necesario, pero no es tan simple. Creo que hace falta definir la lucha contra la delincuencia como un reglón importante entrelazado a otros retos dentro de un programa sistemático, que inicie con una revisión de las compromisos que todos tenemos en la construcción de una mejor sociedad.

Debemos ver el efecto que ejercen todas las actividades que influyen en el crecimiento y desarrollo de los ciudadanos, en especial de los menores. Revisemos las oportunidades en todas las áreas del quehacer social de los sectores más humildes y marginados de nuestro país. Revisemos el proceso educativo con una visión que realmente nos impulse hacia el llamado primer mundo. Revisemos las ofertas de entretenimiento y distracción. La inversión en cultura con contenidos realmente educativos y que involucren a los jóvenes en la creación y evaluación estética de las expresiones artísticas. Revisemos el papel de los medios. Revisemos nuestro rol de servidores sociales y tengamos un poco más de cuidado a la hora de opinar en los medios —frustrados— sobre el futuro social de la Nación.

Mucho de los que delinquen no tiene mayores oportunidades, no le tienen miedo a las cárceles, porque sencillamente no tienen nada que perder. Vida familiar, casa, propiedades, trabajo, membresías en clubes exclusivos, etc.

Proponer programas preventivos o de resocialización es inclusión social y una parte importante de un proceso de desarrollo general y estratégico de la población que importa y beneficia a todos. Será romántico para algunos, pero yo lo veo como una oportunidad. Si no hacemos esto, el mar del deterioro social seguirá llevándose poco a poco una porción de nuestra sociedad “ como si fuera un promontorio / o la casa de uno de tus amigos / o la tuya propia ”.

Desde el pasado 3 de mayo la ciudadanía tomó una decisión con base en lo que los diversos grupos políticos ofrecían. “ No pregunten por quién doblan las campanas ” y hagamos lo difícil, no lo fácil. “ Two roads diverged in a wood, and I.. I took the one less traveled by, And that has made all the difference.. ” (“ Dos caminos se divergen en un bosque, y yo.. Yo tomé el menos frecuentado, Y eso hizo toda la diferencia.. ”). El reto está en tomar el mejor camino, el que tiene la mejor posibilidad de perfeccionar nuestra vida en sociedad a mediano plazo. Eso hará la diferencia, como sentenció Robert Frost.

*Comunicador social.ernestoholder@gmail.com

Lo Nuevo
comments powered by Disqus