• 26/12/2009 01:00

Modesta propuesta para controlar la burocracia

La historia nos brinda soluciones a muchos problemas modernos, si tan solo la consultáramos más.

La historia nos brinda soluciones a muchos problemas modernos, si tan solo la consultáramos más.

Una de las fuentes más prolijas es Jonathan Swift, irreductible defensor de la Verdad, el escritor irlandés más satirizador de la arrogancia humana, deán por demás de la catedral anglicana de Dublín. También atendió otras parroquias rurales, donde esa herejía no estaba tan difundida, con suficiente tiempo para redactar entre otras obras su “Viajes a varios lugares remotos del planeta” en 1726. Aunque este relato de aventuras del también imaginario Lemuel Gulliver es visto hoy como de la literatura infantil, para protegerse, Swift escondió entrelíneas despiadadas reflexiones sobre una naturaleza humana que no pareciera mejorar mucho desde entonces. Una de las cuales viene como anillo al dedo para resolver el problema nuestro de un gobierno fuera de control. Así, cuando Gulliver despierta en la playa de Lilliput, está atado por centenares de microscópicas cuerdas colocadas por los diminutos lugareños que toparon con el gigante naufragado. Aunque podría zafarse de unas cuerdas, son tantas que lo mantienen inmovilizado. En Panamá es la burocracia fuera de control la que mantiene paralizado al país. Por más lírica jurídica de que son servidores del público, es en foto. Quien necesite de ilustración visual al respecto, debe mirar los estacionamientos que paga el Tesoro fuera de toda dependencia oficial, taqueadas de carros de funcionarios y demasiados pocos cupos para los ciudadanos.

Pero en lo que respecta al trabajo en sí es que Gulliver nos asoma a una posible solución. Tradicionalmente, todo jefe de gobierno “ está en lo suyo ” y se desconecta del tema de que nuestro funcionariado simplemente no funciona. Por ello es que cada ciudadano debiera adoptar un tema y persistir en amarrar a un funcionario con su pequeño hilito. Las leyes de transparencia (N° 6 y N° 38) permiten quejas para aconductar al mal funcionario, dejando huellas de papel que le seguirían en su expediente hasta su próxima evaluación de Carrera Administrativa (que es donde le duele...).

Con 3 millones de panameños y solo 150,000 empleados públicos, aunque a los señores ministros materialmente no les importe qué pasa (o no pasa) en las carteras bajo su responsabilidad, poco a poco iremos formando el país que nos merecemos. Con la constituyente originaria que se avecina a pasos agigantados en la medida que el pueblo pierde la ilusión de un gobierno-sin-cambio, se podrán fortalecer estos mecanismos de control. Quienes comemos tres veces al día tenemos la obligación de velar por quienes no comen, y la mejor forma de hacerlo es continuar presionando por un Estado de Derecho que funcione como debe.. eficientemente.

*Traductor.descriptoriummeum@gmail.com

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