• 15/02/2010 01:00

Muchos frentes abiertos

Durante mi juventud siempre ignoraba los consejos de los mayores referentes a cuidar la salud, a ser comedido en la alimentación, a no c...

Durante mi juventud siempre ignoraba los consejos de los mayores referentes a cuidar la salud, a ser comedido en la alimentación, a no correr riesgos innecesarios y a desafiar muchas veces a la suerte. Esos años, convertidos en experiencia y algo de sabiduría, me hacen pensar que el gobierno de Ricardo Martinelli está cayendo en un error similar al mío. No escucha, actúa prácticamente por impulso, algunas veces por venganza, otras para demostrar que tiene poder y ejerce el mando.

En una dictadura, eso es lo indicado. Como dijo Nicolás Maquiavelo, “ si tienes el poder de las leyes, debes mantener el de las armas”. Muchos dictadores que hoy guardan cárcel y otros que ya traspasaron el plano físico para entrar al espiritual, también fueron creyentes de lo que les legó el estratega.

Pero en democracia, en pleno siglo 21, después de una campaña política en la que centró sus aspiraciones, en responder a los requerimientos de una sociedad que rechazó la alternabilidad en el poder de los dos grandes partidos tradicionales, que enarboló la bandera anticorrupción y con promesas de soluciones para todos, ahora Ricardo Martinelli intenta que olvidemos eso, y que le aceptemos lo que estamos viendo hoy, con mucha preocupación.

Un gobierno dedicado a imponer criterios, dejando por fuera la opinión y la participación de quienes desde afuera tienen mayor espectro visual para valorar decisiones. No se vale que con la soberbia que exhiben algunos de sus principales representantes —incluyendo al ciudadano presidente— nos hablen golpeados y en tono amenazante.

El resentimiento acumulado que han generado con esta posición, no aconsejada en ningún manual político, tiene al gobierno con muchos frentes abiertos. Es larga la lista de gremios, sociedad civil, trabajadores, inclusive funcionarios públicos, médicos, indígenas, empresas concesionarias, maestros y profesores, amas de casa, padres de familia, sindicatos, estudiantes, la iglesia, el caso de la frontera, las propuestas reformas tributarias, que meten miedo antes, durante y después de aplicadas, nos lleva a pensar que de continuar así, el gobierno, está rompiendo palitos con el país, para entrar a consolidar aquello de “ plantar bandera ”.

Los consejeros del presidente Martinelli deben justificar sus salarios y encaminan esfuerzos para presentarle planes y cálculos matemáticos que generan ingresos. En el papel esos planes se ven apetitosos, pero llevarlos a la realidad, generan afectaciones en los presupuestos de los que tienen ingresos reducidos. Es verdad, que la necesidad de equilibrar la carga tributaria está llevando a los encargados del MEF, a ubicar nichos que tradicionalmente han pagado lo mínimo, o escapan de los controles, por “ descuido ” de gobiernos pasados. Pero con solo algunos meses en el poder, esos asesores tienen por delante varios años para concretar esas aspiraciones, sin tratar de hacer una cadena de exigencias económicas a la sociedad, en momentos no apropiado para ello.

No se puede desarrollar el país en medio de un clima de intranquilidad y temor —que es lo que se vive en el país actualmente—. No negamos que se han implementado programas que arrojan resultados positivos en beneficios de grandes sectores. Pero el método que se aplica para los cambios que han diseñado los estrategas no son los indicados.

*Periodista.erluga@cwpanama.net

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