• 01/03/2010 01:00

El país que queremos

Siempre me he preguntado si los panameños estamos conformes o satisfechos con la situación de cosas que suceden en nuestro país y si viv...

Siempre me he preguntado si los panameños estamos conformes o satisfechos con la situación de cosas que suceden en nuestro país y si vivimos de conformidad a nuestra propia cultura y valores; o por el contrario, nos encontramos conviviendo con los “males dictatoriales” y las “perversiones democráticas”, que tanto daño han causado al desarrollo nacional, en aras de un conseguir un Estado moderno que pueda proporcionar oportunidades por igual a todos sus habitantes.

Luego de mucho pensarlo, considero que el Panamá que tenemos hoy, es el país que nosotros mismos hemos querido construir a lo largo de este periplo democrático sin igual; que iniciamos a partir de la noche oscura del fin de la dictadura militar, con el liderazgo de hombres y mujeres de la talla de un Guillermo Endara, que nos legó que hay que servir hasta el sacrificio poniendo por encima los intereses de las mayorías.

Sin embargo, nuestros sistemas político, económico, financiero, de seguridad social, educativo e institucional no están cumpliendo en esta era democrática, con el propósito fundamental de la misma, la cual es el logro, la prosperidad, el crecimiento intrínseco de la sociedad y a la creación de mayores oportunidades para la más amplia gama del espectro social de una población que empieza a perder la fe en un sistema que no le resuelve sus necesidades básicas de empleo, educación, salud y seguridad.

Por ello, resulta inexplicable la posición sin razón de ciertos grupos que insisten en oponerse a las reformas fiscales presentadas por el gobierno, para que “el que más gana y gasta, pague más” o los llamados a huelgas y paros por parte de gremios docentes ante los necesarios cambios curriculares que ha planteado el Ministerio de Educación y que son obvios ante la deficiencias de nuestro sistema educativo o las reformas a la Ley Orgánica de la Caja de Seguro Social, que buscan hacer más eficiente la administración de la institución en beneficio del asegurado y la necesaria transparencia que evite la corrupción.

Los panameños debemos empezar a entender que la responsabilidad de construir nuestro país y ponerlo en el sitial que le corresponde nos pertenece a todos y que el gobierno ha hecho su parte haciendo las reformas necesarias para lograr el cambio prometido en una sociedad donde el “juegavivo” y la corrupción no son el ADN del panameño, sino solo reflejan a minúsculos grupos de poder empresarial o sindical, que siempre a través de la historia de la República han antepuestos sus intereses a los de las grandes mayorías nacionales.

Solo así podrá haber una mejor distribución de la riqueza, contar con recursos para lograr un combate efectivo a la pobreza, tener una juventud con mejores y mayores oportunidades para el conocimiento y el éxito profesional, una sociedad en donde la corrupción no impere y la criminalidad no se apodere de nuestros barrios y comunidades producto de la impunidad judicial.

Ahora le toca al pueblo definir realmente si quiere ese cambio dentro de las estructuras económicas, que por años le han impedido al Estado contar con las herramientas y recursos para llegar a todos los estratos sociales para lograr un Panamá mejor para todos los panameño.

*Abogado y consultor.pedrositton@hotmail.com

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