• 20/06/2010 02:00

‘Matraqueando’ al nuevo líder

En días pasados leí en este diario que se estaba dando una especie de pacto entre connotadas figuras del PRD con la finalidad de ‘garant...

En días pasados leí en este diario que se estaba dando una especie de pacto entre connotadas figuras del PRD con la finalidad de ‘garantizar la reestructuración total del partido antes de las elecciones de 2014’.

Me llamó poderosamente la atención que la esencia de la nota periodística deja entrever que una de las históricas figuras del PRD, el compañero, Ernesto Pérez Balladares, ex presidente de la República, junto a otros miembros de respetable militancia política, ambos con perfiles políticos, por ahora, no asequibles a la masa electoral, sean los que, según la investigación, estén tramando, orquestando o bien al argot político criollo ‘matraqueando’ la figura del ‘nuevo líder que ayude a salir a flote al partido y llevarlo a la silla presidencial en el próximo quinquenio’.

Resulta insultante a la conciencia electoral perredista que las prácticas impositivas de grupos, personas, sigan siendo el común denominador; que los acuerdos de recámaras, desayunos, almuerzos y cenas se mantengan como principales métodos de elección de candidaturas, por encima del consenso u pacto que debe existir con las bases del partido, la teoría de la representación en política jamás debe ser el sustento o causa justificante para la autonomía autoritaria de decisiones que afectan a la colectividad en ningún tipo de organización.

El PRD se ha caracterizado, hablando de su membresía, por dejarse mandar de quienes supuestamente mandan, algunos miembros parecen asumir una actitud omnipotente, endiosada, al adquirir por democracia un puesto de representación, de ahí, lo que empezó como un consenso para ganarse la gracia de la voluntad de los miembros se convierte en una especie de poder personal para imponer, decidir, por encima de la razón colectiva de quienes le delegaron una función, olvidando una vieja frase: ‘cuando el que manda pierde la razón, el que obedece pierde el respeto’.

Es un absurdo opinar que las cosas no se tienen que decir, cuando las mismas constituyen secretos a voces, pues más daño hace no reconocer públicamente las fallas que insistir en una equivocada línea de aguantarse callado, porque estamos en un proceso de unificación, contrariedad necia, propia de los engañadores y juegavivo de siempre, si lo que más se necesita ahora es lavarnos la cara frente al espejo de la opinión pública.

La masa electoral está esperando el bautismo de un PRD que vuelva a nacer, no como partido, porque es una realidad su existencia, sino con nuevas figuras, ‘caras nuevas’ con valores políticos distintos a los mismos de siempre y con discursos objetivos que se caractericen por críticas argumentadas, constructivas, no por falacias, mentiras o acomodación de coyunturas políticas solo por no perder protagonismo mediático, lo que evidentemente genera descrédito moral y desautorización expositiva en el electorado.

*ABOGADO MIEMBRO DE LA JUVENTUD PROFESIONAL DEL PRD.

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