• 09/08/2010 02:00

Un freno a la especulación

Desde hace un mes conozco el proyecto que pretende crear la Autoridad Nacional de Administración de Tierras, ANATI. Es una iniciativa de...

Desde hace un mes conozco el proyecto que pretende crear la Autoridad Nacional de Administración de Tierras, ANATI. Es una iniciativa de gran alcance social que terminará con la actuación dolosa de los acaparadores y avivatos. Da tristeza ver cómo muchos campesinos han vendido sus tierras a precios irrisorios, por temor a que sean desalojados, debido a la actitud engañosa o a la decepción que tienen al momento de titular sus propiedades.

Actualmente son muchos los pasos burocráticos que deben hacer. Esto se debe a la existencia de muchas direcciones y oficinas que tienen su pedacito de responsabilidad en estos menesteres. Con la ANATI, se centralizarán las gestiones, lo que aminorará el tiempo de la titulación y acabará con la mora en estos procesos. Para nadie es un secreto que muchos documentos son engavetados o archivados con la esperanza de que los interesados lleguen con algún ofrecimiento para acelerar el mecanismo.

Para titular, el pobre campesino, ese hombre que con su esfuerzo nos permite alimentarnos, tiene que subir y bajar escaleras; ir a un sinfín de instituciones donde la maraña burocrática lo ahogará y muchas veces lo vencerá. Aparecerán los resuélvelo todo, en la figura de abogados, intermediarios y expertos en bienes y raíces. Ese ser humano curtido por el trabajo diario, puede caer en manos de estafadores.

Una vez aprobemos y lo sancione el presidente de la República acabaremos con ese suplicio, ese martirio, que muchas veces termina en la negación de un derecho adquirido por múltiples generaciones. La ANATI acabará con esos actos deleznables y le ofrecerá un escudo de protección a esos miles de hombres y mujeres que guardan como un gran tesoro su pedacito de tierra.

Sabemos que un derecho posesorio no es garantía bancaria. Con los bienes registrados, donde se aclara la titularidad, el dueño puede hacer maravillas; desde la consecución de un préstamo para mejorar la producción hasta el sueño tranquilo que propicia saber que ya ningún bellaco podrá quitárselos.

Hace varios días encabecé la entrega de diez mil pares de zapatos, que fueron repartidos en las 22 escuelas primarias oficiales del circuito 8—7. Escuché al director de la escuela Ricardo Miró cuando expresó que él obtuvo sus primeros calzados a los quince años. Esa revelación me conmovió el alma y me hizo meditar sobre esos miles de niños que viven en las serranías en los campos apartados. Había que ver las caras de esos infantes cuando abrían sus cajetas y se probaban su par de zapatos.

Esas mismas emociones van a sentir nuestros hombres y nuestras mujeres con esta nueva Autoridad Nacional de Administración de Tierras. Y también yo me sentiré regocijado al formar parte de una aspiración que han acariciado por mucho tiempo. Estamos comprometidos en buscar soluciones y aquí está una muestra palpable. Quien demuestre que tiene derecho a la tierra, sin distingo de raza, color, sexo o posición social tendrá un aliado, una nueva institución.

Con este documento, todos los ciudadanos que en la actualidad tienen los llamados derechos posesorios podrán contar con una escritura que les acredita, de manera legal, la tenencia de su tierra. Esta es la respuesta oportuna a un clamor ciudadano, así como la ratificación fehaciente de nuestro compromiso, mediante el ordenamiento y la transformación positiva, integral y humanista del Estado panameño.

Repito, conozco a fondo el tema; desde hace un mes lo vengo revisando y concluyo que es lo mejor para el país y para aquellos que hoy viven un gran Viacrucis a la hora de titular sus tierras. La ANATI es orden, es anti burocracia, es centralización de los procesos, es disminuir el tiempo de titulación, es acabar con los usurpadores, es eliminar a los muchos intermediarios y, sobre todo, la ANATI es la protección del patrimonio de los que menos tienen y más sufren.

La ciudadanía está clamando por estas modificaciones. Esta iniciativa que ha presentando mi colega y amigo Sergio Gálvez, forma parte de las muchas promesas que hiciera nuestro mandatario, Ricardo Martinelli Berrocal.

Finalizo haciéndoles un llamado a nuestros hombres y mujeres del campo, no vendan la tierra; el dinero es nervioso y se acaba, la tierra queda. Conserven lo que Dios les ha dado y protéjanlo como su bien más preciado.

*DIPUTADO DE LA REPÚBLICA.

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