• 13/08/2010 02:00

Asesino en serie

Al irse descubriendo toda la trama de las aventuras criminales de Wild Bill, no faltó quien lo catalogara de asesino en serie. No obstan...

Al irse descubriendo toda la trama de las aventuras criminales de Wild Bill, no faltó quien lo catalogara de asesino en serie. No obstante, William Datan Holbert no tiene punto de comparación con Theodore ‘Ted’ Bundy o Ed Gain ‘el carnicero de Plainfield’. Más bien, Holbert es más cercano a un asesino como Marcel Petiot. Determinarlo no está solo en la cantidad de víctimas, sino en el comportamiento, el móvil del crimen y ciertos rasgos característicos en las víctimas.

Un asesino en serie según lo concibe los criminalistas del FBI, entidad que acuñó el término, es un psicópata que comete tres o más asesinatos, durante cierto periodo, dejando un periodo de enfriamiento entre cada homicidio, y cuya motivación es psicológica consistente en desviaciones, placeres, ansias de poder o compulsión sexual.

Nunca concibe el apoderamiento de bienes económicos, sino de ciertos objetos pertenecientes a las víctimas, con el propósito de revivir en su mente cada detalle del crimen, como una especie de ‘souvenir’ psicológico. Es un hecho clínico que estos seres disfrutan lo que hacen.

Con respecto a sus víctimas, las escogen por ciertas características similares: Color de piel, de ojos, cabello, fisonomía del rostro, apariencia, raza, sexo o edad. En relación a la ejecución del crimen, estos son llevados prácticamente de la misma manera, lo que permite a las autoridades el seguimiento por las evidencias que van dejando, y que al final conlleva a su identificación. Muchos dejan el rastro con ese propósito: Disfrutan del juego policiaco, aunque al final sean detenidos (Serial Killers: The Method and Madness of Monsters, Peter Vronsky).

William Datan Holbert no es un asesino en serie, pero sí es un asesino múltiple. En el caso particular de Wild Bill, engañó a sus víctimas haciéndose pasar por inversionista y comprador, el móvil claro de los asesinatos es el apoderamiento de los bienes inmuebles y la fortuna de las personas que asesinó.

Por más loco que usted lo vea y que se niegue a hacer la evaluación psicológica de su personalidad, es de conocimiento público que llevaba las escrituras y demás documentos legales en su huida y posterior captura. Ninguna de sus víctimas coincidía en rasgos, edad o ciertas características.

Entre 1943 y 1944 en la Francia ocupada por Alemania, Marcel Petiot asesinó a 63 personas, todas ellas de origen judío. Petiot engañó a sus víctimas haciéndose pasar por un líder de la resistencia, cuya organización había salvado a muchos judíos ricos de la muerte haciéndoles llegar a Argentina. Al llegar las víctimas a casa de Petiot, normalmente con ropa, todo su dinero y joyas, este psicópata les aplicaba una inyección letal, aduciendo que necesitaban ciertas vacunas para los controles migratorios.

El doctor muerte, como es recordado, fue atrapado por el olor fétido de los cadáveres desmembrados, putrefactos y quemados, que salía de su chimenea. Petiot también usó cal viva con los cadáveres. Otro detalle similar es que este psicópata lució reído y posaba como un héroe para la prensa de la época.

Irónicamente Petiot llegó a comentar a los guardias de la prisión de La Santé: ‘No dejen de acudir a mi juicio, va a ser maravilloso y se va a reír todo el mundo’. Fue condenado a la guillotina y dijo a su público: ‘Caballeros, les ruego que no miren. No va a ser bonito’.

*ESCRITOR Y ANALISTA POLÍTICO.

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