• 31/08/2010 02:00

¿Qué hace Bosco hoy?

A menudo el protagonista en la obra de Franz Kafka, se enfrenta a un mundo complejo, que se basa en reglas desconocidas, las cuales nunc...

A menudo el protagonista en la obra de Franz Kafka, se enfrenta a un mundo complejo, que se basa en reglas desconocidas, las cuales nunca llega a comprender, por ello, el adjetivo kafkiano se utiliza precisamente para describir esas situaciones a veces inverosímiles, a veces absurdas y difíciles de describir. Es muy distinto del género de lo absurdo de Albert Camus. Ambos filosofan y expresan su pensamiento. Tanto la obra de Kafka como la de Camus supuran existencialismo.

De la dictadura recuerdo el Hombre del Petate, una creación fenomenal de un personaje también kafkiano del ‘proceso revolucionario democrático’. A nuestro Panamá siempre le ha gustado la novela, el bochinche y el comentario. Considere que uno de los instrumentos efectivos contra la dictadura fue la ‘radio bemba’.

El Hombre del Petate era utilizado para cuando una noticia del proceso era de tales dimensiones que no había cómo apagarla. Un escándalo de un funcionario, un robo fenomenal al Erario Público, la solución: Una noticia más grave, apaga la otra. La novela del Hombre del Petate fue efectiva durante el proceso, luego surgirían otros personajes dignos de la amarillista Revista Más.

Lo kafkiano lo critiqué del gobierno de Martín. Una de las cosas a la que aspiraba con el cambio y aún creo que es posible acabar con ello, es lo kafkiano. Definitivamente los que aspiramos a dejar el tercer mundo para llegar al primer mundo, tenemos que acabar con esa basura que nos corroe como país. Ningún país progresa así, es necesario que seamos cada día más cultos y menos volubles.

2010, y no acaba lo kafkiano. Aparte de justificar de quién quema a quién en ‘¿Dónde está Elisa?’, sea hombre, mujer u homosexual, o de vivir pendiente de qué hace o qué no hace Wild Bill o Ferrufino u otros personajes de Cholywood que pululan en las páginas de nuestros diarios y en la TV, en otras situaciones esta mismas personas se convierten en rígidos jueces de conductas que ellos consideran peligrosas para nuestra sociedad. Inverosímil, pero es la realidad.

No obstante, ni Elisa, ni Wild Bill son contendores que opaquen a Bosco Vallarino. No sabemos si Ferrufino, pues esos capítulos recién empiezan. Hasta ahora debo admitir que el personaje ha logrado más atención de nuestro pueblo que el Hombre del Petate.

No digo que sea intencional, pero igual debemos acabar con eso. Sencillamente cuando uno piensa que la novela va a terminar, surge inesperadamente otro capítulo. Mis respetos al burgomaestre, que ha aguantado toda esa ignominia. Los que no aguantamos un día más de esa estúpida novela somos los ciudadanos inteligentes, que somos mayoría.

Esos mismos ciudadanos votamos por un cambio en la forma de hacer política. Atrás dejamos el 68, los 70, los 80 y los 90. Aunque hay otros que no, la mayoría de la gente madura y se hastía también.

Ejemplo, mientras nobles señoras terminan de escandalizarse, el boxeo infantil siempre ha existido en nuestro país. Grandes glorias del boxeo de nuestro terruño entrenaron desde niños. Allí estuvieron en el gimnasio los Lagunas, los Durán, los que creemos que es posible rescatar a los niños pobres de nuestros barrios.

Señores, por favor, basta ya. Dejemos de alimentar el morbo de las masas, cambiemos el canal que proyecta el programa ‘¿Qué hace Bosco hoy?’, démosle los millones que el Estado adeuda por la recolección de la basura y dejemos al hombre, que fue electo por una amplia mayoría, trabajar.

*ESCRITOR Y ANALISTA POLÍTICO.

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