• 10/11/2010 01:00

Liberemos nuestros Símbolos Patrios

Nuestros Símbolos Patrios están legalmente secuestrados. No pueden salir al aire libre, excepto acompañados por altas autoridades públic...

Nuestros Símbolos Patrios están legalmente secuestrados. No pueden salir al aire libre, excepto acompañados por altas autoridades públicas; solo esos privilegiados pueden desplegar siempre la Bandera, el Escudo o entonar el Himno Nacional. Por disposición legal a los demás ciudadanos nos está vedada tal osadía; debemos limitarnos, en todo caso, a mantenerlos a buen recaudo dentro de nuestras casas o cantar el himno en la intimidad de la familia, a riesgo de ser castigados si intentamos desconocer la ley. No estoy de acuerdo y, para colmo, ahora se pretende prohibir el uso de los tres colores de nuestra bandera.

Como sacada de aquella columna ‘Aunque usted no lo crea’, los entendidos señalan que rige una ley que limita el uso del pabellón nacional, permitiendo enarbolarlo en edificios y balcones privados únicamente en días de fiesta nacional; el resto del año solo se puede desplegar en edificios públicos. Algo parecido sucede con el escudo nacional: solo pueden utilizarlo ciertos funcionarios en automóviles o en su correspondencia. El Himno Nacional solo puede ser interpretado de acuerdo a partituras oficiales para banda militar, orquesta sinfónica o piano y canto. En cada distrito, se supone que el alcalde debe sancionar a los transgresores.

Considero que estas leyes, aprobadas hace más de 60 años, corresponden a una época caracterizada quizás por un exceso de formalidades, nacidas de la necesidad de fomentar el respeto por los símbolos de la Nación. Hoy —me atrevo a sugerir— tan importante como asegurar ese respeto es cultivar el amor por esos símbolos y lo que ellos representan. Pero eso no se logra limitando su presencia en nuestras vidas diarias, sino difundiendo y popularizando su buen uso.

Recordemos que los católicos vimos renacer la liturgia cuando Juan XXIII, el Papa Bueno, y el Concilio Vaticano II decidieron que la misa católica se celebrara en el lenguaje vernacular y que el oficiante lo hiciera de cara a sus feligreses, modificando así aquellos ritos en latín que solo entendía el celebrante de espalda a los fieles, mientras que estos no participaban activamente en una liturgia que no comprendían. Fue una sabia medida que popularizó el culto, haciéndolo más conocido y, por tanto, más valorado por los creyentes.

De igual manera, ¿podría asegurarse que el cristiano que lleve un crucifijo en su cuello o vestimenta, o el católico que exhiba una imagen de la Virgen María, los irrespeta o los denigra? Por el contario, considero que es una muestra del orgullo que siente por su fe.

De igual manera se deben tratar los Símbolos Patrios. Si amo a mi patria, si me siento orgullosa de ser panameña, ¿cómo se puede asegurar que la irrespeto si en cualquier día despliego con orgullo mi bandera en mi balcón o en mi vehículo? ¿No es señal de orgullo que un cantante panameño pinte nuestra bandera en sus maracas, que el músico la plasme en su acordeón, que el joven la despliegue en la camisa que usa, que el campesino la luzca en su sombrero pintado?

El Escudo Nacional: ¿no sería de mejor gusto que, en lugar de esas franjas amarillas que afean los vehículos oficiales con la leyenda ‘Para uso oficial’, se colocara un diseño del escudo nacional en las puertas? El escudo del distrito capital aparece en algunos camiones recogedores de basura sin que con ello se denigre ese escudo. El paso de cada vehículo, más que al gobierno de turno, nos recordaría a la Patria.

El Himno Nacional: si en los cultos religiosos se entonan cánticos con ritmos folklóricos y populares sin que eso signifique falta de respeto, ¿sería posible que en eventos privados se permitiera al artista darle un toque personal a la melodía sin apartarse de sus notas musicales?

De nada sirven leyes que desentonen con la idiosincrasia de la época. Propongo romper ataduras que constriñen nuestros Símbolos Patrios; dejemos que sea la opinión pública quien vigile el buen uso que, con buen gusto, podamos darles los panameños.

*EX DIPUTADA DE LA REPÚBLICA.

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