• 18/10/2016 02:03

12 de Octubre

Que España haya elegido el 12 de Octubre para celebrar su día nacional tiene que ver con nuestra herencia americana

Que España haya elegido el 12 de Octubre para celebrar su día nacional tiene que ver con nuestra herencia americana. Hay muchas efemérides en la historia de España que hubieran podido ser escogidas para celebrar este día, pero desde hace más de 100 años, España eligió celebrar como fiesta nacional la parte americana de su alma.

Octavio Paz escribió en Los signos en rotación que el pasado es una ‘dimensión del presente ' y que ‘el futuro modifica el pasado, lo configura y esclarece '. Quedémonos ahora con la primera parte: el pasado es una dimensión del presente. El pasado de España en América forma parte inevitable del presente de España. Esta parece una afirmación esencialista, pero tiene una clara expresión jurídica en que España concede la nacionalidad a los latinoamericanos tras dos años de residir en la península. Y no lo hace por cálculo político ni por compensación histórica ni por razón económica alguna, lo hace porque percibe que lo americano y lo español, o sea lo iberoamericano, es una expresión vital común que nos relaciona a todos los países que hablamos la lengua española.

Quiero subrayar por tanto, que lo que celebramos el 12 de Octubre no es ninguna conquista, no es ningún descubrimiento, es la parte común de una cultura que hermana a los españoles con esa vasta geografía de pueblos y naciones que conforman lo que el intelectual peruano José Carlos Mariátegui calificaba, hace ya ochenta años, como la América indo-ibérica o la América indo-española.

Nuestra cultura constituye el nexo más profundo de cuantos conforman la trama iberoamericana y es una de nuestras más importantes cartas de presentación ante el resto del mundo.

Panamá y España han mantenido siempre relaciones bilaterales basadas en el respeto y el diálogo entre países hermanos. En los últimos años, esas relaciones se han estrechado aún más, gracias a los crecientes intercambios económicos y culturales de nuestras sociedades, que se reflejan en una creciente presencia de españoles en Panamá. El número de españoles se ha multiplicado por tres en los últimos años. La empresa española está presente en el país y se manifiesta en obras como esa gran hazaña panameña que ha sido la ampliación del Canal, y en muchas otras como las Líneas 1 y 2 del Metro, la construcción de hospitales, la distribución de electricidad o la telefonía, la ingeniería, la comunicación, la moda o las aplicaciones informáticas. Panamá ha dado acogida a la empresa española y a los nacionales españoles; está siendo un país generoso, abierto y solidario.

La relación entre los Gobiernos es también excelente, el Gobierno de España está cooperando con el de Panamá en suministrar agua potable y saneamiento a más de 100 comunidades indígenas, en apoyar la enseñanza bilingüe entre los gunas, en el refuerzo de la justicia y de la administración tributaria, en la divulgación y el fomento de la RSE, en temas de seguridad y penitenciarios, y desde luego en muchos temas que tienen que ver con la cultura y el patrimonio, gracias a la estrecha alianza del Centro Cultural de España-Casa del Soldado con el INAC.

España está al lado de Panamá y de su Gobierno acompañándolo en su voluntad de superar los desafíos de orden nacional e internacional que se le presentan.

Dentro de pocos días, se celebrará en Cartagena la XXV Cumbre Iberoamericana. Esta Cumbre de 22 países, que congrega al 10 % de la población del mundo y al 10 % del PIB mundial, se fundamenta en los dos elementos a los que me refería al principio de mi intervención: la historia y en la cultura. Nada tienen que ver las ideologías ni los cálculos políticos ni los intereses económicos. Familia pura y dura. Para lo bueno y para lo malo. Y allí estaremos Panamá y España, celebrando ese encuentro con el resto de nuestra Comunidad Iberoamericana.

España forma parte de la Unión Europea y lo proclamamos con orgullo, porque si bien la fecha que hemos escogido para celebrar la fiesta nacional resalta la parte americana de nuestra identidad, la otra parte es europea. Y es importante subrayarlo en circunstancias difíciles para Europa, donde distintos sucesos de los últimos meses han hecho temblar los fundamentos de la unidad y de la solidaridad que le han dado su grandeza. Pero así se ha construido la historia de la Unión Europea, con dificultades y con crisis de las que ha salido más fuerte. España apuesta más que nunca por la Unión Europea, que sigue siendo la mejor garantía que tiene Europa para preservar la paz y la prosperidad en el continente.

España, en fin, es un Estado previsible y fiable en sus responsabilidades internacionales, comprometido con un modelo avanzado de comunidad internacional, un país productor de bienes y servicios de calidad y de alto contenido tecnológico, con una sociedad abierta al mundo, un país creativo y consciente de su importante patrimonio cultural e histórico. Tras más de 10 meses con un Gobierno en funciones, España ha seguido creciendo a un paso superior al de sus vecinos europeos y desarrollando normalmente su vida colectiva. Es una prueba óptima de que las instituciones españolas funcionan bien y aseguran, cualesquiera que sean las circunstancias del Gobierno, el progreso de una sociedad que se encuentra entre las más seguras, las más visitadas y las más longevas del mundo.

EMBAJADOR DE ESPAÑA EN PANAMÁ.

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