• 12/06/2014 02:00

El Estado: la lucha contra el crimen

Vivimos en un escenario de permanente peligro real de ser objeto de una agresión o quedar en medio de un intercambio de disparo de bala

La situación de la actividad delictual en nuestro país, se vio venir y no pocos estudios del tema desde la perspectiva sociológica y criminal, usaron o describieron el fenómeno, como el de la colombianización de la actividad transgresora del orden punitivo. Nuestras autoridades, desde la restauración de la democracia, a nuestro juicio, subestimaron el impacto que tendría la actividad criminal, sobre todo la organizada, en la vida de nuestros conciudadanos, sumergiéndonos en un ambiente de zozobra e incertidumbre y temor.

Vivimos en un escenario de permanente peligro real de ser objeto de una agresión o quedar en medio de un intercambio de disparo de balas, que acaben con nuestra existencia. Estas no distingues si se trata de un infante, adolescente o adulto, al final el resultado es el mismo y no nada pasa. Somos expertos teorizando el fenómeno de las bandas organizadas y del sicariato, al punto que existen literaturas que dan cuenta del fenómeno indicado, eso está bien, pero la realidad es que la actividad de freno y control de estas actividades antisistémicas, marchan o se desenvuelven como marcando por detrás, demostrando aquellas mayor dinamismo. Aquí percepción y realidad coinciden de manera dramática.

Manos duras, suaves y toda suerte de improvisaciones han sido la nota que ha prevalecido en los últimos lustros, muy lejos de una verdadera política integral de Estado en materia criminológica, pedida a grito por la sociedad. Los equipos multidisciplinarios han sido excluidos y cuando se les ha pedido sus opiniones, estas pasan a los anaqueles o archivo de las buenas ideas. Hasta que las autoridades no aprendan o acepten que la lucha contra la delincuencia, no es de su exclusivo desempeño e ignoren a la sociedad científica y civil, seguiremos de tumbo en tumbo, atrás del fenómeno disocializante y perverso del delito.

He escuchado a algunos personeros del gobierno electo sobre trasladar personal del servicio de fronteras a la ciudad, para ayudar a combatir el crimen. Ojalá no me equivoque, una nueva improvisación. La mentalidad y conciencia de un soldado de Senafront, son cuasi militar, especializadas en el arte de la defensa del territorio, el combate a fuerzas irregulares. Este esquema no funciona para enfrentar al delito en las áreas urbanas. Prueba como anillo al dedo, en Mexico, implementaron la militarización a la influencia y actividad del narcotráfico y terminó en un rotundo fracaso. Insisto, hay que dejar atrás las improvisaciones frente a gentes que tienen cientos de rostros y manera de operar. Ojo con el solo método de la fuerza bruta, la lucha contra lo antisistémico es un tema de estrategia y recursos, hay que dejar la mezquindad con los organismos de inteligencia y contrainteligencia y darles los apoyos acorde con las exigencias que imponen las organizaciones criminales. No subestimemos que estas manejan toneladas de millones de dolares. El crimen opera en forma de cadenas, igual que en forma piramidal. Hay que trabajar Estado y sociedad civil y comunidad. Política criminológica de Estado y menos improvisación.

ABOGADO

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