• 05/10/2014 02:01

La cuenca hidrográfica 102, Chiriquí Viejo

Columna de Opinión

La saturación de centrales hidroeléctricas en las cuencas hidrográficas de la provincia de Chiriquí ha conducido a una potencial crisis en el manejo del recurso hídrico. La República de Panamá cuenta con 52 cuencas hidrográficas donde se ha instalado un exagerado número de hidroeléctricas; solo en la provincia de Chiriquí, excluyendo las comarcas, hay construidas, en construcción o proyectadas 82 hidroeléctricas, con 29 en la cuenca 102, que corresponde al Chiriquí Viejo, incluidos el río principal y casi todos sus afluentes. En el Chiriquí Viejo se han colocado 10 represas entre Paso Ancho y kilómetros antes de Paso Canoas. Se construyen y/o se han aprobado los estudios de impacto por ANAM sobre nueve afluentes del Chiriquí Viejo, en cada una de las siguientes quebradas: Colorado, Escárrea, Candela, Cotito, Macho de Monte, Caña Blanca, Quebrada La Paja, Las Nubes y Barriles, estas dos últimas con un MW o menos, según cifras del mes de mayo 2014 de la Autoridad de los Servicios Públicos (ASEP).

La generación de hidroenergía, con un abuso de construcción de represas sobre las cuencas, ha tenido un impacto no mitigable, reduciendo las aguas para consumo doméstico, tanto para las potabilizadoras del IDAAN, como las destinadas a Juntas Administradoras de los Acueductos Rurales, dado que cuando se represa el río o el afluente, el caudal mínimo remanente, llamados ‘caudal ecológico’, es solo el 10 % del caudal por ley. Por ejemplo, en la quebrada Barriles este mínimo remanente es solo la cantidad de ocho litros por minuto, según el estudio de Impacto Ambiental y la resolución que la aprueba. El agua que retorna viene desoxigenada y, por ende, no sirve para el consumo humano. Además, la sedimentación causada por las presas afecta las plantas potabilizadoras, como el caso de la Planta Potabilizadora del Barú, aguas abajo del río Chiriquí Viejo.

La afectación para el uso agropecuario es fácilmente demostrable. Merece mención el caso del sistema de riego del Remigio Rojas, proyecto desarrollado en Alanje, Chiriquí, a un costo de US$65.3 millones e inutilizable actualmente, a causa de las represas establecidas aguas arriba sobre el río Chico para las hidroeléctricas de Pedregalito, Las Perlas Norte y otras generadas. Ver La Prensa, ediciones del 3 de febrero 2012, 12 de mayo 2013 y El Siglo, 9 de julio 2014.

Otros usos, incluso históricos, de la cuenca son la recreación, pesca y turismo que serían seriamente afectados por las presas y desviaciones proyectadas, por ejemplo, en la cuenca del Chiriquí Viejo se han identificado 39 —11/09/14— especies de peces, la lisa y otros, cuya supervivencia se encuentra seriamente comprometida.

Las cifras confirman el abuso de la generación hídrica, ya que este sector es el mayor beneficiario de los recursos hídricos con 9,861 hm3 anuales, seguido del paso interoceánico con 2,623 hm3 anuales; el riego para cultivos agrícolas con 503 hm3 anuales y el abastecimiento de agua potable solo con 294 hm3 (Estudio del Tecnológico de Monterrey). Igualmente, el agua es el mayor aportador en la producción de energía eléctrica, dado que la capacidad instalada total para el año 2007 fue de 1530.56 MW, de los cuales el 56 % correspondía a centrales hidroeléctricas, y el 43.91 % a plantas térmicas de diversas tecnologías. Seguramente el porcentaje de hidroeléctricas ha aumentado significativamente, desde la realización del estudio. Recursos Hídricos Panamá 2011.

En Panamá ha sido práctica reiterada una pretendida medición de impactos ambientales, considerando cada fuente de agua aisladamente, cuando lo razonable sería medir los impactos acumulativos de los múltiples proyectos aprobados sobre cada cuenca.

Se impone un manejo razonable de las cuencas, dado que es casi inevitable una crisis de la disponibilidad del recurso hídrico. Las recientes inundaciones en Las Nubes, Chiriquí, son una consecuencia del descuido en el manejo de este recurso, porque seguramente fue ocasionado por presas creadas naturalmente por acumulación de materiales en el cauce, aunado a derrumbes por erosión causadas por la tala indiscriminada y, a ello habrá que agregar las reducidas precipitaciones pluviales durante el año 2014 y los esperados efectos del fenómeno del Niño, que iniciará, según se pronostica, a principios de noviembre y durará hasta septiembre del 2015.

El incremento desmesurado de hidroeléctricas en los países latinoamericanos, incluido Panamá, el Sureste Asiático y África es opuesto a la tendencia de los países del hemisferio norte, donde se ha suspendido el inicio de nuevas hidroeléctricas y se desmantelan las que tienen impactos sociales y ambientales no mitigables. En Estados Unidos, en el año 2002, American Whitewater firmó un acuerdo para remover las represas de Marmot Dam, Little Sandy Dam y Porland General Electric’s Bull Run power facility. Todas localizadas en el Estado de Oregón.

En ese mismo año se detuvo el funcionamiento de 63 hidroeléctricas en Estados Unidos y cabe mencionar el caso emblemático en Estados Unidos de la represa Klamath Hydroelectric, que, mediante el acuerdo de 30 de septiembre de 2009, al inicio de la presidencia de Barack Obama, se convino en la remoción de cuatro represas sobre el río Klamath, por afectación del hábitat natural del salmón. El licenciatario de las estructuras lo es Pacific Corp y se encuentra localizada en los estados de Oregón y la región norte de California. Se estima que la remoción debe ser completada para el año 2020 a un costo superior de 200 millones de dólares. (Ver Hasting West-Northwest Journal of Environmental Law, Policy Summer 2010). Desde 1996 la Oficina de Reclamación y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU. declararon que la era de construcción de represas en los EE. UU. ha concluido y que estas agencias solo mantendrán infraestructuras existentes. Tendencia igual se observa en el continente europeo.

Además de las incidencias obvias descritas, se dan impactos, no tan notorios, pero igualmente graves sobre nuestro ancestro arqueológico, ya que, por ejemplo, en la localidad de Barriles, en los márgenes de la quebrada del mismo nombre, hay una riqueza arqueológica aún no apropiadamente revisada, que seguramente se arruinaría con la construcción de presas y túneles en el área. Para establecer la identidad cultural de los primeros habitantes del Istmo se hace necesaria la conservación de las tierras altas de Chiriquí, que constituyen el sitio Barriles y alrededores. Ver National Geography Magazine, febrero 1950, con ilustración que describe el valor arqueológico de esta área y el artículo de la Dra. Olga F. Linares: Excavaciones en Barriles y Cerro Punta: nuevos datos sobre la época formativa tardía (0-500 D.C.) en el oeste panameño.

Frente a las amenazas que surgen del manejo desordenado de los recursos hídricos se requiere, por una parte, la suspensión, por lo menos, de los proyectos con licencias otorgadas que no hayan iniciado las construcciones hasta la conclusión de un estudio exhaustivo del impacto acumulativo de las hidroeléctricas construidas y en construcción sobre la cuenca 102.

Se debe propiciar una diversificación de las fuentes energéticas utilizadas, de modo tal, que no haya dependencia de las hidroeléctricas e impulsar proyectos que utilicen recursos renovables de menor impacto, como solar fotovoltaica y eólica, además, de la de gas natural y térmica.

Para impulsar fuentes alternas será necesario que la legislación, desarrolle una legislación fiscal, cuyos beneficios promuevan esta orientación; por ejemplo, la Ley 37 de 2013 tiene como propósito impulsar el uso de la energía solar, fotovoltaica, pero los beneficios otorgados son menores que los ofrecidos por la legislación que promueve la construcción de hidroeléctricas. Es increíble, pero las concesiones hidroeléctricas alcanzan un período de 50 años. En alguna época futura parece inevitable que iniciemos el curso, que ya se desarrolla en el hemisferio norte con el desmantelamiento de las presas que inciden negativamente en el medioambiente.

*ABOGADO Y EX MINISTRO DE TRABAJO.

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