• 14/04/2015 02:00

Profesiones estigmatizadas

Cuando un estudiante sale graduado de secundaria, sueña con en entrar a la universidad y ser un gran profesional que le sirva al país

Cuando un estudiante sale graduado de secundaria, sueña con en entrar a la universidad y ser un gran profesional que le sirva al país. Lo ideal es que ese joven estudie por vocación y aptitud, pero sucede que, después de cinco años universitarios, se encuentra con que la profesión que escogió no es bien vista por la población, obligándolo en muchos casos a dedicarse a otras cosas, o a migrar a otros países. Pero esa situación se debe en muchos casos a políticas erráticas de los Gobiernos que hemos tenido en Panamá.

Veamos el profesional de la geología o ingeniería en minas, tiene dificultades para insertarse en el campo laboral, porque la comunidad lo mira con desconfianza, por los desastres que han dejado las empresas que extraen minerales metálicos, como lo sucedido en Veraguas, y en otros lugares del país. Lo cierto es que, al ser Panamá un país tropical, con altas precipitaciones, la minería metálica a cielo abierto contamina las aguas, suelos, atmósfera, suelos, y la gran tala de bosques origina erosión y muerte de la fauna silvestre y de la flora, muchas especies endémica desaparecen, pese al gran valor científico, y finalmente afecta al hombre, porque muchos de los compuestos usados en la minería metálica son cancerígenos.

Pero, como hay más oro en la mente de la gente que en la tierra, el desarrollo de esa minería causa gran estrago, además los índices ambientales de Panamá reflejan que la extracción de ese metal preciso no es propicia para el país; las migajas que pagan no compensan el daño que originan a los recursos naturales. Esto sucede porque se presume que las autoridades cobran comisiones y coimas por darles su aprobación a las concesiones. Sin embargo, es menester reconocer que todo lo que el hombre moderno usa, requiere de minerales metálicos y no metálicos.

La profesión de hidrólogo o ingeniero en cuencas, cuando la gente escucha hablar de estas profesiones no le dan buena impresión, porque de inmediato las asocia con hidroeléctricas y al alto precio de la luz. El asunto radica en que, cuando llegó el ‘boom' de la construcción de esas megaobras, se vendió la idea de que el pueblo tendría luz más barata; pero cuando lo contrasta con la realidad, pese a que el petróleo está en un precio bajo, y que el 50 % de la energía se produce con agua, la comunidad no comprende por qué la luz sube de precio.

La comunidad vive angustiada, porque no tiene suficiente agua para el consumo humano y labores agropecuarias; los cortes de luz y apagones están al orden del día, causando daño a los electrodomésticos, sin que encuentren responsables. Habría que monitorear si efectivamente están cumpliendo con dejar pasar el caudal ecológico.

Por último, analizamos la carrera de ingeniero forestal, los ciclos de la naturaleza están interconectados, los bosques forman parte del ciclo hidrológico. Es decir, si no hay árboles, no hay producción de agua, que es precisamente el problema que tenemos. Pero, cuando damos una mirada a la realidad, vemos que se deforestan alrededor de 50,000 ha/año, y no se reforesta ni el 5 % de esa cifra. Se eliminaron los incentivos a la reforestación, a pesar de que se firman convenios para afrontar el cambio climático, no se hacen los esfuerzos necesarios, para mitigar el problema. Se creó la figura del Regente Forestal, sin que hasta ahora se vean sus funciones en la práctica. Ojalá que el advenimiento del Ministerio de Ambiente logré coadyuvar en resolver esta problemática. Todas estas profesiones son muy importantes, porque permiten que el hombre tenga una mejor calidad de vida.

INGENIERO FORESTAL, ESCRITOR.

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