• 14/11/2015 01:01

El pindín

‘Esta palabra... resulta detestable por la forma en que se utiliza, especialmente cuando lleva en la forma de expresarla.

Honestamente no conozco la etimología de esta palabra que con alguna frecuencia se utiliza en la capital de nuestro país, más que nada de forma despectiva, para referirse a las actividades en las que se ameniza con música típica o folclórica de nuestro país, Panamá.

Esta palabra me resulta detestable por la forma en que se utiliza, especialmente cuando lleva en la forma de expresarla, un poco de menosprecio por las cosas originarias de nuestra campiña, igual que como se nos trataba, antes más que ahora, a los que éramos campesinos con el anglicismo ‘BUCHÍ ' para identificarnos. La educación ha contribuido para que nuestra música nacional se aprecie, se respete, al enseñar que es en nuestros campos del interior del país donde encontramos gran parte de la verdadera esencia y las raíces de la panameñidad.

Hace poco un amigo tableño, me pidió opinión sobre esta palabra, de dónde se deriva y qué opinaba de la costumbre interiorana (tableña) de ‘pedir Pichón ' en los bailes de antaño. Le contesté más o menos de la misma forma referente al término ‘pindín ', agregándole que no es cierto que en los inicios del siglo XX ni después se utilizara para describir actividades bailables pueblerinas o familiares, por lo menos en la región del Canajagua. Le comenté que en aquellos tiempos, por ejemplo: la noche luego de la ‘junta de embarra ' o luego de la colocación de las banderas en la hilera de dicha casa, que indicaban que pronto se colocarían las tejas en el techo, se invitaba a una ‘CARACHA ' (algunos la llaman ‘curacha '). Esta celebración generalmente se efectuaba durante la ‘prima noche ' a la luz de una ‘guaricha ' o de una lámpara de tubo; la música era interpretada generalmente con un violín, un acordeón o una armónica, como instrumentos principales; acompañados por un tambor, una guitarra (si alguien tenía una), un triángulo o una botella que reemplazaba al triángulo y las maracas. La churuca vino después. Nunca escuché que se invitara a un pindín , como algunos sostienen. Reitero que me refiero básicamente a nuestra región tableña o del Canajagua; desconozco si en otras provincias utilizaban esta palabra para referirse a eventos similares.

Los bailes más formales que de vez en cuando se efectuaban eran en casas de barro o quincha, las cuales se caracterizan por tener una sala de tamaño razonable que permitía reunir una buena cantidad de personas del pueblo y aledaños, para bailar al son de los instrumentos mencionados; también se acostumbraba ‘pedir pichón '. Consistía en que un hombre ‘sacaba ' o invitaba a bailar a una dama de su agrado, instalada en la ‘rueda ' del baile; una vez se ‘entonaba ' la pareja al compás de la música, un intruso, generalmente muy borracho, se les acercaba y le gritaba al parejo, ‘pichón ' y el aludido debía soltar la pareja y dejar que bailara con ella el resto de la pieza musical o enfrascarse en una riña con el atrevido. Esta mala costumbre se prestaba para formar ‘pereques ' o peleas, de las cuales resultaban heridos a cuchillo y hasta muertos. Existen muchos malos recuerdos de hechos ocurridos por esta causa. A estas actividades se les llamaba bailes , nunca se les llamó pindín .

Recientemente, hubo un movimiento que pretendía lograr un nombre genérico que involucrara e identificara a la música de Panamá en general. Más que nada para ‘vender ' la música típica ‘moderna ' en mercados extranjeros. Hubo personas que sugirieron el de pindín. Me opuse rotundamente y me opongo por razones muy lógicas. Bajo ningún aspecto podemos cubrir con una sola palabra las diferentes y variadas manifestaciones folclóricas musicales de nuestro país como lo son, para mencionar solo algunas: El Tamborito, La Mejorana, la Cumbia Santeña, La Mejorana Ocueña, El Punto ni siquiera La Tamborera que no tiene tradición; mucho menos juntarlas, como quien dice, con cierta música que se escucha hoy día, como música panameña que no responde a la música tradicional que nos heredaron nuestros antepasados, compositores anónimos y de los que hoy recordamos; con una palabra como la que nos ocupa, que originalmente se utilizaba y que hoy hay quienes la esgrimen en la capital, para referirse a actividades musicales campesinas, como de poca monta.

COMPOSITOR, ESCRITOR Y FOLCLORISTA.

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‘Bajo ningún aspecto podemos cubrir con una sola palabra las diferentes y variadas manifestaciones folclóricas musicales de nuestro país...'

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