• 27/11/2016 01:00

Pax Americana: estilo Trump

Por eso el mundo debe unirse con una postura común para prevenir la imposición de una nueva Pax Americana estilo Trump

El triunfo del muy mediático Donald Trump en las recientes elecciones presidenciales estadounidenses, ha puesto en duda los valores humanistas y económicos que han predominado en gran parte del mundo occidental, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de la Guerra Fría y el reto que supuso la Unión Soviética (la antigua URSS), el predominio militar y económico de Estados Unidos de América (EUA) de esa época le permitió establecer, desde entonces y casi unilateralmente, las reglas globales que darían forma y vida a sus creencias y valores: democracia, libertad y la dignidad e igualdad de todo ser humano, con apego a la ley, todo bajo un régimen capitalista.

Los pilares internacionales de este sistema postguerra fueron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y su Banco Mundial; la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y su Consejo de Seguridad; y el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), entre otros.

Con estos y un tejido comercial global muy a su favor, EUA reinó por muchos años en el mundo, a la manera del antiguo Imperio romano, estableciendo su propia Pax Americana universal, porque hasta a la Luna llegó.

Pero a medida que los países europeos se recuperaban y que surgían Japón y los tigres asiáticos y se despertaba el dragón chino, así mismo se abrieron muchísimos otros polos de producción que mermaron la productividad industrial y comercial de EUA, no así su poderío militar, gracias al colapso de Rusia (URSS).

Para contrarrestar estos cambios geopolíticos, en los años ochenta los estrategas de EUA promovieron la globalización del comercio con acuerdos de libre comercio bilaterales (Nafta y 18 países más); foros especiales (APEC, OECD, etc.); el establecimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y muy especialmente imponiendo políticas económicas neoliberales en la mayoría de los países, a través del FMI.

A pesar de que el comercio mundial creció exponencialmente, la balanza comercial de EUA no mejoró (importaba mucho más que exportaba) por factores como un dólar fuerte, déficits presupuestarios anuales y un consumismo estadounidense desmedido, quedando con una deuda pública impagable.

Así llegamos al reciente triunfo de Donald Trump y su afán imperialista, que sus valores populistas nacionalistas hacen inevitable. Su postura desafiante frente a la globalización puso fin al buen vecino y auguran políticas arancelarias proteccionistas, con cuotas a importaciones, medidas fiscales y monetarias desestabilizantes, y el uso del poder económico y militar estadounidense para imponer acuerdos bilaterales injustos, que ya han surtido efecto mundialmente en los mercados bursátiles, financieros y de divisas.

En el exterior, Trump tiene como aliados a Rusia y a la ola de líderes populistas nacionalistas de extrema derecha, globofóbicos como él, que quieren acabar con la Unión Europea; en su país, al Partido Republicano y a la alternativa derechista (Alt-right) que une a un sinnúmero de grupos racistas.

Por eso el mundo debe unirse con una postura común para prevenir la imposición de una nueva Pax Americana estilo Trump.

EXDIPLOMÁTICO

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