• 30/12/2016 01:01

Una reflexión de fin de año

El 2016 anuncia su partida. En lo personal, podría decir que este ha sido el año más duro de mi vida

El 2016 anuncia su partida. En lo personal, podría decir que este ha sido el año más duro de mi vida. Pero debo aceptar que Dios nos pone duras pruebas y en distintas formas: una pérdida familiar, pérdida de lo material, perder tu fe.

Viendo todo lo ocurrido en retrospectiva, debo agradecerle a Dios que, en mi caso personal, me tocó perder lo material. Y, aunque esta prueba ha sido muy difícil, debido a tantos años de trabajo, dedicación y sacrificios perdidos (tanto personales como profesionales), debo al mismo tiempo agradecer que cuando veo a mi familia y a mis hijos no me cabe la menor duda de que, así como una vez lo construimos, lo podremos volver a construir, siempre y cuando haya salud, voluntad y motivación.

El pasado sábado 24 de diciembre, me levanté sin ganas de hacer nada, ya que me sentí triste al recordar mi vida antes del 5 de mayo de 2016. Pero me dije a mí mismo: ‘Hoy debo atender a mi familia'; y salimos a pasear. En el camino a Multiplaza para llevar a mi familia al cine, pasé frente a Soho Mall y sentí un profundo dolor con solo pensar que se perderá todo el esfuerzo, trabajo y pasión que le dedicamos mi padre, nuestro gran equipo y yo los últimos siete años. Llegué a Multiplaza y me senté a tomar un café y posteriormente fui a visitar las tiendas que aún tenemos abiertas. Aproveché la oportunidad para agradecerle a todo el maravilloso personal que, ante la adversidad, sigue luchando todos los días, dando lo mejor de sí. Les di las gracias por su confianza, lealtad, honestidad y compromiso, pues, a pesar de todas las dificultades, las tiendas siguen abiertas, aunque estén operando sin poder aceptar tarjetas de crédito y sin productos nuevos, pero cada uno de ellos sigue allí, luchando.

Al caminar y ver las bolsas de Félix B. Maduro, recordé todos los planes que teníamos programados y tantas horas de trabajo que habíamos dedicado a este proyecto y recordé cómo nos despojaron del mismo. Nuestro pecado fue confiar en la gente que nos había dicho que por 18 meses no se vendería. Aunque parezca increíble, al día de hoy ni siquiera sabemos a qué precio lo vendieron, por más que preguntamos, nadie nos da una respuesta responsable.

Seguí mi día, nos montamos al carro y nos disponíamos a ir a casa y dije: ‘Vamos a Soho Mall a agradecerle también a todas las personas que en este día tan especial todavía siguen ahí, luchando'. Al entrar sentí que estaba en el lugar más frío del mundo, porque tuve una rara sensación y sentí cosas extrañas por dentro, pero estaba frente a mis hijos y no pude permitir que me vieran así; pues, esto, al final del camino, es una experiencia que ayudará a formar sus vidas. Fui a muchas tiendas, tanto propias como de terceros, y agradecimos a todos por su compromiso, honestidad, lealtad y les decía: ‘Dios debe tener un plan para todo esto'.

Cuando llegué a mi casa, no pude sino sentirme más desanimado que cuando salí de ella, pero no por mí o lo que había vivido ese día, sino más bien al recordar que de las 100 personas que vi entre ambos centros comerciales, noté a un pueblo panameño triste, corazones rotos, mucha preocupación, incertidumbre, sueños destruidos y me dije que lo peor que hay en esta vida es no tener a alguien que los defienda o dé la cara por ellos.

Al final, no soy nadie para criticar o evaluar las acciones de nadie. Eso lo hará Dios en su momento. Pero el Gobierno de Estados Unidos y el Departamento del Tesoro aún están a tiempo de salvar los sueños de muchos panameños, porque, como dice el eslogan que tanto predican en su ‘sueño americano', nosotros los panameños, también tenemos derecho a soñar en grande. En esta vida siempre uno debe dar el ejemplo para que los demás lo sigan, ya seas un padre, un jefe o el líder de una nación. Estoy seguro de que nadie podría refutar que los Estados Unidos es, sin duda alguna, la primera potencia del mundo y es por esto que deben dar el ejemplo a los demás. Como dice la Quinta Enmienda de su Constitución: ‘Ninguna persona será privada de la vida, libertad o propiedad sin el derecho al debido proceso de la Ley'.

Al honorable presidente Juan Carlos Varela lo vi dos veces en mi vida y me pareció una persona amable y sencilla. Así como él tuvo un sueño de ser presidente de la República y lo consiguió, le pido de la manera más respetuosa que no le quite el sueño a tantos panameños que han quedado en el olvido, están sufriendo y que hoy viven en una profunda incertidumbre.

Sr. Presidente: Usted, como yo, sabe muy bien qué se siente estar en la cima un día y caer al día siguiente, como cuando fue humillado junto a su familia por diferencias políticas en alguna ocasión. Usted se levantó y hoy es el presidente de Panamá y téngalo por seguro que mi padre y yo nos levantaremos nuevamente. Nos podrán quitar todo, menos nuestra dignidad, nuestro derecho a soñar y nuestra determinación de volver a construir un patrimonio para generar trabajo y prosperidad para Panamá.

Está a tiempo Sr. Presidente, Panamá se lo merece. No perdemos la fe en que usted reaccione y dé la cara por todos los panameños que hoy día necesitan más que nunca de su presidente.

Feliz Año Nuevo a todo el pueblo panameño... que Dios los bendiga.

EMPRESARIO

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