• 13/12/2017 01:00

Realidad compleja

 Los partidos políticos parecieran protagonistas del largometraje mencionado. Cada uno vive una transición existencial 

Interpretar la realidad panameña no es tarea fácil. Cualquier ejercicio temerario conduce a un fracaso irremediable. Leer las claves y proponer iniciativas es sumamente complejo, pese a que el país es una economía sumamente pequeña; pero que se proyecta en dimensiones de difícil comprensión para la región y también para las grandes potencias con las que se relaciona Panamá.

En los años 60 se hizo una película, dirigida por Martin Ritt, denominada Cuatro confesiones, basada en la cinta Rashomon de Akira Kurosawa. Según su argumento, un bandido mexicano secuestra a una pareja y el asunto termina trágicamente. En el juicio, tres testigos y el acusado brindan sus testimonios sobre los hechos. Cada historia es vista y construida desde la particular óptica de quien la narra y el conflicto es determinar cuál se acerca más a la verdad.

Algo semejante ocurre acá en este pequeño istmo con una economía floreciente; pero de grandes contradicciones en que sectores de la población cuentan con un índice socioeconómico característico del primer mundo. Pero simultáneamente, otros, tienen una perspectiva que semeja las peores y más atrasadas condiciones del continente. Los indicadores nacionales generan cifras que sustentan ambos panoramas.

¿A quién recurrir para hacer el balance y determinar las prioridades? Los partidos políticos parecieran protagonistas del largometraje mencionado. Cada uno vive una transición existencial específica cercana al caos, que condiciona su manera de descifrar las vibraciones a su alrededor y por tanto el pulso de la nación. Las tendencias al interno de cada uno de ellos, impide un diagnóstico orientado por la ideología corporativa.

Esto es terrible en una democracia porque los individuos procuran basarse en las salidas que brindan estas colectividades que construyen expectativas de trabajo y plataformas para ofrecer al conjunto de los ciudadanos. El constante estudio sobre lo que ocurre en la arena en que se genera la interacción de los grupos de la sociedad con la estructura gubernamental, es básico para la gobernanza y ayuda a considerar las posibilidades que se tiene por delante.

A menudo sucede que los diferentes actores sindicales y empresariales trazan sus propios análisis; éstos tienen el problema de caer en una percepción demasiado específica y ajustada a su realidad concreta que consideran ellos corresponde a la totalidad ciudadana. Y aún a sabiendas que es su concepción particular, procuran vender la idea sin tomar en cuenta ‘que cada quien habla de la fiesta, según le fue en ella'.

Empieza un periodo pre electoral y comienzan los cálculos de expertos y surgirán los analistas como cacahuates en una bolsa. Algunos son importantes y otros, una forma de buscar un empleo de unos meses. Entonces, la situación se convierte en una mercancía que se vende muy bonita con excelentes presentaciones y al mejor postor. Sobre todo, bajo la estrategia de exponerla según el cliente la quiera escuchar y trabajar con ella.

Lo paradójico es que los cotejos y retratos que se hacen están mediados por determinados intereses o enfoques, según la conveniencia. A veces, se trabaja sobre una herramienta fuertemente populista y cuando se está en el poder; las propuestas se consolidan sin que la población asimile los cambios con ajustes que implican una toma de conciencia sobre el verdadero significado de aquello novedoso en que se sumerge.

¿De qué vale cambiar los contextos en que vive una comunidad, si quienes moran en ella no comprenden el paso que han dado y su desenvolvimiento cotidiano aún se mantiene en el pasado? Es quizás uno de los más importantes retos que debe afrontar la gestión.

Se trata pues de una construcción cotidiana, resultado del consenso. Ella requiere un nivel de desarrollo que se alcanza en la mente de sus actores para evitar ‘máscaras artificiales', que generan dependencia y el abuso.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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