• 12/01/2018 01:02

Confirmaciones de magistrados: ¿qué hubiera hecho Jesús?

No sabemos lo que depara a las dos abogadas designadas para magistrados de la Corte Suprema de Justicia

Jesucristo pudo considerarse afortunado que para el cumplimiento de su misión terrenal tenía 12 apóstoles y no los 16 diputados de la bancada panameñista de la Asamblea Nacional. Imagínense: el Señor le dice a Lázaro que camine desde su tumba, y el apóstol Luis Eduardo objeta que si Jesús continúa resucitando a la gente de entre los muertos, el crecimiento no planeado de la población aumentará la mora judicial de Judea. El apóstol Bebi dice que no lo hará sin un límite estricto a las resurrecciones. El Señor les recuerda a los apóstoles cómo alimentó a las multitudes con el milagro de los panes y los peces. Olvídalo, dice el apóstol Popi. La división de pan y pescado sin restricciones creará una cultura de transparencia. Con lo cual el apóstol Melitón dice que no aguanta más y se va.

Enfurecido, Jesús amenaza con expulsar a los mercaderes del templo. ‘Estás desperdiciando tu energía', dice el apóstol José Antonio, un ingeniero antes de unirse al discipulado, y le explica al Señor que los mercaderes están de paso hasta que el rey Herodes pueda construir nuevas edificaciones. Katleen de Magdalena dice que tiene dudas sobre todo el proyecto mesiánico. A menos que el Señor permita ropa de moda dentro del templo, ella está retirando su apoyo. Derrotado por la falta de sus propios apóstoles, Jesús anuncia bruscamente su retiro y regresa a su hogar en el negocio familiar de carpintería en Galilea.

No sabemos lo que depara a las dos abogadas designadas para magistrados de la Corte Suprema de Justicia, por lo que decidimos no adelantarnos ni opinar. Pero viendo el estado actual de las cosas en nuestro país, lo que sí nos atrevemos es analizar lo que Jesús hubiera hecho de cara a una decisión constitucional por parte del Ejecutivo y que ahora se encuentra empantanada en el Legislativo.

No es ningún secreto que los diputados panameñistas, hasta el último hombre y mujer, dicen apoyar fielmente la decisión de su presidente Varela. Pero ¿cuándo fue la última vez que los diputados hicieron algo fuera del guión de Palacio? El pueblo esperaría que, tal como la Constitución Política obliga al presidente de la República a nombrar los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, los diputados de la Asamblea Nacional están igualmente obligados a confirmarlos a través de un sistema de pesos y contrapesos que deben ejercer de forma independiente y honorable.

Hagamos retroceder el reloj hasta 2002, cuando Mireya Moscoso era presidente y cuando las personas de entre 20 y 30 años ahora tenían entre 5 y 15 años. Ninguno recuerda que la economía de esos tiempos reflejaba un raquítico crecimiento económico de 2.8 % y que la tasa de desempleo rayaba el 15 %. Estamos seguros de que ninguno de ellos tampoco se acuerda escuchar a sus padres o abuelos hablar del desastre de cómo se confirmaron los magistrados en aquella época.

Si estos diputados panameñistas entendieran bien su papel dentro de la realidad nacional y conocieran el alcance de su deber constitucional, ambas designaciones a magistradas hubieran sido tratadas de acuerdo al Reglamento Orgánico y Procedimientos de la Asamblea Nacional, y los términos y fechas fijadas para el proceso de confirmación se hubiera manejado con transparencia y responsabilidad.

El objetivo principal de los diputados es crear leyes, pero igualmente están sus funciones de fiscalización e investigación. Los diputados de las demás bancadas debieran también saber esto, aunque Pedro Miguel y Zulay ya han hecho calistenia y dicen tener pruebas suficientes para dar una estocada en el momento oportuno.

Lo cual nos trae nuevamente al tema inicial: ¿qué hubiera hecho Jesús? Lo primero que viene al pensamiento es ‘dale al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios'. Nuestra traducción bíblica es que Jesús estableció los términos del debate entre las afirmaciones del Estado y la vida espiritual y cotidiana de la gente. De allí, que es fundamental que los diputados de todas las bancadas participen según el mandato constitucional de confirmar o negar los nombramientos realizados por el Ejecutivo.

Por eso, a los panameñistas les quedan solo dos caminos: elegir entre seguir de lacayos de César si logran las ratificaciones o convertirse en verdaderos diputados si fallan, con lo cual tendrían que regresar calladitos al desierto de sus curules y dedicarse a cumplir sus funciones cabalmente hasta el 30 de junio de 2019.

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