• 21/02/2018 01:01

Un breve despertar

‘[...] sigo viendo a Panamá como el país donde el crimen sí paga, donde no pasa nada [...]'

El domingo 14 de enero en el programa Debate Abierto, sentado junto a los organizadores de la concentración que se llevó a cabo en la Cinta Costera en contra de la corrupción, dije claramente que ojalá ese despertar al que muchos se referían con gran emoción por la significativa participación de miles de personas en dicha actividad, no fuera similar al despertar que muchos experimentamos en horas de la madrugada con ganas de ir al baño a orinar, que nos obliga a levantarnos para luego seguir durmiendo profundamente hasta el amanecer. Parece que mi comparación no estuvo para nada alejada de la realidad, ya que ese movimiento, que nació de un grupo de panameños preocupados por los elevados niveles de corrupción, la grave crisis de la justicia y la enorme impunidad que existe en nuestro país, ha ido perdiendo fuerza por la falta de interés de la población.

Este ‘poco me importa' generalizado hacia los problemas que vive la nación nos está llevando por un callejón sin salida. No puede ser que los problemas sigan creciendo al mismo ritmo que la apatía de los panameños hacia los mismos. Las redes sociales se han convertido en el muro de los lamentos donde la gente en 280 caracteres se queja de todos sus problemas y cree que con eso ya ejerció su papel ciudadano.

Esta actitud conformista asumida por el pueblo es el escenario ideal para los políticos de Gobierno y para los que aspiran a llegar al poder, pues saben perfectamente que el pueblo se encuentra adormecido y en una situación como esta es mucho más fácil convencer al elector con una buena dosis de demagogia. Ya lo dijo el diputado Gabriel Soto en el pleno de la Asamblea, en la sesión de ratificación de las designadas magistradas de la Corte Suprema de Justicia, cuando se refirió a la forma como engañan a los electores con tal de conseguir los votos, sin importar si cumplen o no sus promesas.

¿Qué más tiene que pasar en Panamá para que la gente reaccione? Nos prometieron agua, seguridad, educación, salud, justicia, medicamentos, comida barata, transparencia, constituyente y un montón de cosas más, sin embargo, nada de esto lo han cumplido.

¿Realmente corre sangre por las venas de los panameños o ‘Kool-Aid'? Por mucho menos de lo que ha pasado en Panamá, en cualquier país del mundo ya la gente estuviera en las calles exigiendo, al menos, el cumplimiento de las promesas de campaña y cárcel para todos los corruptos que se robaron los dineros del pueblo y circulan por las calles como si nada hubiera pasado.

Estamos a casi 14 meses de las elecciones de mayo del 2019 y no vislumbro todavía en la población panameña una actitud de querer que las cosas cambien. El clientelismo se mantiene intacto en los electores y los políticos haciendo honor a la recordada frase del Diputado Sergio Gálvez: ‘El que no da, no va'. Solo hay que echar un vistazo a lo ocurrido en diciembre pasado cuando vimos a miles de personas en diferentes regiones del país aguantando sol, lluvia, calor y sueño a la espera de un jamón más barato.

Por ahí veo en redes sociales a algunos ciudadanos con una campaña de no a la reelección de alcaldes, diputados y representantes; sin embargo, pienso que nada de eso va a funcionar, porque el primer interesado en que esos cambios se produzcan debe ser el propio elector, quien debe demostrarlo con valentía y coraje en las urnas el 5 de mayo de 2019, mandando para su casa a todos esos políticos que llegan a los cargos públicos con el único propósito de enriquecerse con los dineros del pueblo panameño.

¿Qué más tiene que pasar para que la gente empiece a demostrar a quienes nos gobiernan que el verdadero poder emana del pueblo?

Por el camino que vamos quedaremos pidiendo disculpas como sociedad a todos aquellos que se llevaron para sus casas millones de dólares durante el quinquenio 2009 - 2014 y que estuvieron temporalmente detenidos en una cárcel o en su casa con medida cautelar. Digo esto, porque van casi cuatro años de la actual administración y todavía nadie ha sido condenado por el delito de corrupción. ¿Y qué hablar de algunos funcionarios de la actual administración que han sido mencionados en varios escándalos?

Digan lo que digan, pero hoy sigo viendo a Panamá como el país donde el crimen sí paga, donde no pasa nada y donde la justicia es implacable con el hijo de la cocinera.

PERIODISTA

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