- 31/07/2018 02:00
¡En las vísperas del 37 aniversario del complot aéreo!
‘Cerca de las seis de la mañana del 1 de agosto de 1981 el sonido del teléfono y aquella frase me hicieron estallar mis neuronas. La voz de Manuel Antonio Noriega, la de siempre, seca, fría, impersonal, me soltó unas pocas frases: ‘Hey Roberto, el Viejo anda perdido en el 205, lo andamos buscando'. No me agradó ese tono, no advertí asombro ni dolor. Lo que me llegaba era otra cosa muy distinta; el olor y el sabor amargo, que yo no podía impedir: Omar había muerto… ‘lo andamos buscándo' era una careta. Se me fue el sueño y una parte importante de mi vida. Omar fue, muy por encima del simple parentesco, el Mayor Torrijos que en 1962, cuando Vallarino, el Comandante, lo encarga como Jefe de la 5ta Zona Militar- Chiriquí- me llamó a casa:-¿Quieres irte conmigo para David?'. Le contesté también corto:- ¡Claro, como digas!... Desde allí, se inició junto a él la parte pública más importante e impactante de mi vida. Me mandó a cubrir funciones en Paso de Canoas, Boquete, Puerto Armuelles- ‘mi primera escuela social intensa'; luego, de vuelta a Chiriquí, esa vez yo como Jefe de la famosa 5ta Zona, hasta quedar con él, junto a él, clavado a su lado, hasta que me hace regresar nuevamente, esta vez como su Secretario Ejecutivo, tal como él lo fue de otro Comandante. Por algo me colocó allí; me correspondía leer todo lo que se le enviara por escrito- montones de telegramas diarios, de cartas muchas escritas a mano apenas inteligibles-. Seres angustiados a los cuales les querían robar sus derechos posesorios, entre un Juez corrupto y ese abogado. ¡Tantas lágrimas llegadas en papel! Y con su conocimiento o sin él, enfrascado en tareas inagotables, hasta allá, a esos rincones, ‘llegaba la respuesta rápida, efectiva y justiciera del Viejo'…
Aquél 1 de agosto de 1981, me dejaban con ese sabor a metal: ‘Lo andamos buscando'. ¿Cómo decirme eso, cuando el día antes en la tarde ya llegaban ojos, incluso de civiles sin afectos, pilotos, los Machos de Monte, y se avistaba el avión hecho pedazos, igual que aquellos cuerpos calcinados. El de aquél grande hombre íntimo de esos mismos campesinos ‘que escucharon primero una explosión, y después otro ruido' (la lluvia de pedazos de metal del que segundos antes era un avión Twin Other de fabricación canadiense) Y a mí, el único primo hermano en el Estado Mayor, el único asistente personal, solo por no enterarme como ellos, me salían con aquella noticia trunca, disfrazada: ‘lo andamos buscando', 16 horas más tarde. Frase dicha simplemente para disfrazar lo real; ya lo sabían, lo supieron de antes. Al menos si lo hurgamos, ahora, a distancia, de la pluma del periodista Juan Daniel González, publicado en algún medio:
La muerte del ‘Viejo', hasta el sol de hoy generó cargos de magnicidio. En el libro Confesiones de un sicario económico, escrito por John Perkins, relató que la muerte del general Torrijos no fue accidental. Según el escritor Perkins, Torrijos Herrera fue asesinado por la agencia de Inteligencia norteamericana (CIA), quienes se oponían a las negociaciones entre Torrijos y un grupo de empresarios japoneses liderados por Shigeo Nagano que proponían la construcción de un canal a nivel por Panamá. Lo curioso de este hecho, es que los documentos relacionados con el accidente del FAP 205; desaparecieron durante la invasión de Panamá por los EE.UU. en 1989. Vale recordar, que en las audiencias previas al juicio del general Manuel Antonio Noriega Moreno, en Miami en mayo del año 1991, el abogado de Noriega, Frank Rubino, dijo: ‘El general Noriega tiene en su poder documentos que demuestran los atentados sufridos por él y Torrijos, todo orquestado por agencias del Gobierno de Estados Unidos‘. Obvio, la Fiscalía se opuso a destaparlo.
Sin hablar sobre muertos, la de aquél Líder que nadie deja morir, no era para decirme: ‘lo andamos buscando'.
CORONEL (R)