• 14/11/2018 01:02

¿Debemos temerle a los chinos?

‘Se requiere una nueva clase política que realmente busque el bien para el país. ¿Comenzamos en mayo del próximo año?'

El hito histórico que significó el establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular China —RPCh— nos trae al escenario nacional la nueva estrategia del presidente Xi Jinping, conocida como ‘Una Franja, Una Ruta', un corredor económico terrestre sobre la antigua Ruta de la Seda con su extensión marítima denominada la Nueva Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI. La estrategia china persigue fomentar la estabilidad social del país, asegurando el abastecimiento de recursos para eliminar la pobreza y aumentando el bienestar de su población; en ese proceso conviene asegurar mercados para los productos de sus industrias y aumentar también el poder adquisitivo de consumidores en Asia, África y América Latina.

Sencillamente se trata de una estrategia ‘Ganar-ganar', que no debemos temer; por el contrario, debemos asegurarnos de obtener el mayor provecho posible exigiendo el respeto a nuestra soberanía, nuestra democracia y los valores de nuestra civilización judeocristiana. Tal es la tesis central del trabajo del investigador Eddie Tapiero, funcionario de la ACP y profesor de la UP, que presentó recientemente en la Biblioteca Ernesto Castillero a un selecto grupo de personalidades públicas, políticas, empresariales, académicas y privadas. Su obra, resultado de años de investigación, nos presenta una sesuda variedad de posibilidades para asegurar nuestro progreso en el mundo interdependiente de hoy y que, sin duda, se desarrollará con mayor empuje en el futuro. No podemos quedarnos ‘a la vera del camino' mientras otros países, viendo las oportunidades, sabrán aprovecharlas.

Muchos son los factores para tomar en cuenta. El primero, fundamental, es que tenemos que levantar el velo que pueda impedirnos conocer a la China legendaria, su historia, su cultura milenaria, su idiosincrasia, sus avatares, sus sufrimientos y sus victorias; e igual tratamiento recíproco debemos exigir de los nuevos visitantes chinos. Parte de esos altibajos del pueblo chino son reseñados por Tapiero y se añaden a investigaciones históricas de Omar Jaén Suárez sobre el mismo tema que todos deberíamos estudiar.

Otro elemento básico es que no debemos ignorar a los Estados Unidos, cuyas inquietudes han sido hechas públicas sin ambages por su secretario de Estado recientemente. No podemos ignorar nuestra larga relación con la nación del norte y debemos reconocer que su seguridad nacional encabeza su preocupación e interés. Nos incumbe, por consiguiente, tratar de evitar cualquier suspicacia o desliz que pueda ser interpretado como una amenaza contra esa seguridad que convierta nuestro territorio en una arena para el combate entre dos superpoderes, del cual saldremos malheridos. Debemos incorporarlos para constituir un oasis común de paz que fomente el conocimiento de auténticas intenciones, la paz, la confianza y el trabajo en conjunto para potenciar el intercambio internacional en beneficio de todos. Otra vez, la ecuación Ganar-ganar, haciendo partícipe al país del norte en la Franja y Ruta.

Otra recomendación de Tapiero con la cual no puedo menos que concurrir firmemente. En sus propias palabras, sugiere ‘la creación de un grupo estratégico para manejar la relación con China…, un grupo que permita actualizar a cada gobernante con respecto a avances y estrategia del país con China. Está muy bien que se haya desarrollado grandes pilares para definir la relación, sin embargo, quedamos un poco cortos en cuanto a la visión de una llamada Grand Strategy'.

Finalmente recomienda Tapiero que, para potenciar nuestra relación con China por los próximos 100 años, tenemos que hacer nuestra tarea: fortalecer nuestras instituciones, asegurar nuestra democracia, eliminar la corrupción, asegurar el imperio de la ley. Se requiere una nueva clase política que realmente busque el bien para el país.

¿Comenzamos en mayo del próximo año?

EXDIPUTADA

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