• 08/02/2019 01:01

La Taza de Oro de John Steinbeck

La Taza de Oro no está dentro de sus mejores obras, hasta el punto que cuando iba a pagar el libro el vendedor de la librería me inquirió de por qué llevaba ese libro

Si para Albert Einstein la estupidez del hombre es tan infinita como el universo, sin duda alguna el conocimiento es más infinito, porque morimos sin conocer todos los secretos de este mundo. Si todos los días nos dedicáramos a leer, por lo menos, diez minutos un periódico aprenderíamos tantos temas desconocidos, que se publican a diario, en especial hoy donde a través de la tecnología tenemos a nuestro alcance quizás todos los periódicos del mundo. Entre tanta información, yo humildemente me considero un ignorante; al haber tantos libros pendientes de leer, de historia, literatura, científicos, entre tantos temas. Por eso siempre que tengo la oportunidad de visitar una ciudad fuera de Panamá, en la lista de lugares incluyó una librería, con el propósito de aprender y conocer sobre la humanidad. Esta práctica la inicie en el 2003, cuando conmemoramos nuestro centenario de República, cuando al visitar Bogotá vi que había más libros que hablaban sobre Panamá, en comparación con los que en ese momento se había escrito en nuestro propio país, y además en nuestro país no hay tantas librerías como encuentras en otras ciudades del mundo.

En esa búsqueda del conocimiento que nunca debe parar en un ser humano, decidí visitar una librería, en esa búsqueda de ratón de biblioteca, me llamó la atención el leer la portada de un libro, ‘A Taça de Ouro', del autor norteamericano John Steinbeck. Este nombre solamente me llevó directamente a pensar en Panamá, y efectivamente al leer en su contraportada te explican que este libro fue publicado en 1929, como un libro romance, que según los críticos es una obra oculta de este escritor que nació en California el 27 de febrero de 1902.

La Taza de Oro no está dentro de sus mejores obras, hasta el punto que cuando iba a pagar el libro el vendedor de la librería me inquirió de por qué llevaba ese libro, cuando este autor tenía otras obras más destacadas. Ante la pregunta ¡le dije al vendedor que llevaba el libro porque trata sobre una historia de mi ciudad natal Panamá!; y le expliqué que estaba próxima a cumplir 500 años de fundación, y que esta historia describe la vida del británico Henry Morgan, corsario que incendió la primera ciudad en enero de 1671.

Si bien la historia gira en torno a Henry Morgan, quien atacó la ciudad de Panamá, produciendo su destrucción, desde su juventud, sus sueños, y la ficción en la búsqueda de la Santa Roja (a quien describe como la mujer más hermosa del mundo); Steinbeck describe Panamá Viejo, como una grande y bella ciudad para 1670, una ciudad fuerte y rica, que todos llamaban la Taza de Oro, que el nombre Panamá provenía de la abundancia de peces, que el nombre Panamá resonaba en los oídos de las personas como una canción.

Es importante conocer estas obras leerlas y sobre todo que sean parte del currículo escolar para los estudiantes de secundaria como parte de la Literatura Universal, y conocer otros autores destacados como John Steinbeck, quien además es el autor de obras como Las uvas de la ira, De ratones y hombres, En la jungla de la noche.

Sobre su vida en una publicación del diario La Vanguardia en el 2012, lo describen como un hombre consecuente, un símbolo de la protesta social, cuyos orígenes y trayectoria determinaron la visión del pueblo americano: era hijo de madre maestra, que le inculcó el amor por las letras, y de padre encargado de un molino de trigo. Así, desde temprana edad, estaba conectado con la sociedad proletaria estadounidense. Se graduó en secundaria, pero abandonó sus estudios en la Universidad de Stanford en 1926, con tal solo 24 años y llevó una vida bohemia y errante.

Su trayectoria literaria incluye veintisiete obras en total, escribiendo dieciséis novelas, seis libros de no ficción y cinco colecciones de relatos, además fue ganador del Premio Pulitzer en 1940.

En este año importante donde conmemoramos los 500 años de nuestra ciudad, debemos dar a conocer nuestra cultura, exponiendo tanto las obras de nuestros nacionales como de aquellos extranjeros que desde diversos artes han rendido honor a Panamá. Un pueblo sin cultura es un pueblo sin vida. Pero lo más importante es quitarle el polvo a esos libros olvidados. Porque, como bien decía John Steinbeck, ‘por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública puede medirse la cultura de un pueblo'.

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