• 01/03/2019 01:02

¿A quién beneficia el Canal de Panamá?… Una opinión

‘¿Será que los amos nativos también son proxenetas? ¿Usted qué opina?'

El profesor Carlos Arrieta de la Hoz, solía decir: ‘Nuestros problemas están relacionados con la geografía, nuestro territorio, al igual que una bella fémina, tiene cintura estrecha y es muy codiciada; los poderosos siempre han querido poseerla; esto explica el Canal interoceánico y las bases del ejército de ocupación, de un Estado que ejerce derechos como si fuera soberano'. El ilustre profesor Ricaurte Soler, en su obra, ‘Formas ideológicas de la nación panameña', citó: ‘Panamá no ha tenido desarrollo económico en razón del Canal'.

En pleno conflicto de baja intensidad, en abril de 1987, la conferencia anual de ejecutivos de empresa, CADE 87, trató como tema central: ‘El Canal en manos panameñas, oportunidad o crisis?'. El Lic. Lázaro T. Mora Secade, embajador de Cuba en Panamá, en su obra: ‘Panamá, no tenemos derecho a olvidar', escribió: ‘Quedó claro que había una fuerte corriente de pensamiento, partidaria de la privatización de las instalaciones de la Zona del Canal, que debían ser progresivamente entregadas al Estado panameño'. Poco antes de la firma de los Tratados, Torrijos, dijo: ‘El recurso más grande, la más grande riqueza que este pueblo tiene, que es el Canal, debe estar al servicio de la economía de este pueblo y no al servicio de unos pocos. No crean que vamos a cambiar por amos nativos los amos yanquis. No, eso es mentira'. En julio de 1981 ocurrió el ‘accidente' en cerro Marta, ocho años después, en diciembre del 89, para capturar al ‘monstruo', que dejó de ser ángel, sufrimos una horrenda invasión. La oligarquía esperó pacientemente, en 1994 modificaron la Constitución Nacional, para ‘salvaguardar' el Canal, había llegado el momento de tomárselo. Ahora, en enero del 2019, a raíz de la quinta papeleta, salió el director de la ACP advirtiéndole al país: ‘Lo más conveniente es no tocar el título constitucional del Canal'.

El Dr. Julio Yao Villalaz, experto en relaciones internacionales, conocedor profundo de la materia, advirtió: ‘Como por un acto de magia, los Gobiernos ACP, hicieron desaparecer el Canal de la Constitución, como patrimonio de la nación, para hacerlo reaparecer como patrimonio de la ACP, dentro de su Ley Orgánica'. En efecto, el artículo 258 de la Constitución Nacional reza: ‘Pertenecen al Estado y son de uso público y, por consiguiente, no pueden ser objeto de apropiación privada... las tierras y las aguas destinadas a servicios públicos y a toda clase de comunicaciones...'. Sin embargo, los que ansían el oro como cerdos hambrientos, como dijera Cicerón, expertos en el arte de estafar a la mayoría, para acumular riquezas, acomodaron la estructura jurídica a conveniencia de su infinita codicia, elaborando, en 1997, la Ley Orgánica de la Autoridad del Canal de Panamá, aprobada por la Ley No. 19 del 11 de junio de 1997, cuyo artículo 4 taxativamente dice: ‘a la Autoridad le corresponde privativamente la operación, administración, funcionamiento, conservación, mantenimiento, mejoramiento y modernización del Canal. Así como de sus actividades y servicios conexos'. ‘En la realidad, —continúa el Dr. Yao— en el terreno de lo legal, el Canal pasó a ser patrimonio de la ACP, cuando la vía interoceánica en su conjunto pasó a ser transferida, no a la República de Panamá, cuyo Gobierno de turno tampoco lo recibió a título provisorio, sino a la ACP, que ya tenía el traje hecho a la medida...'. Concluyendo el Dr. Yao: ‘Nos quitaron el Canal, antes que Estados Unidos no los devolviera'.

El 19 de agosto de 1977, Torrijos dijo: ‘Vamos a hacer de esas instalaciones recuperadas y de esos kilómetros cuadrados, el uso más colectivo posible... aquel uso en que la mayor parte del pueblo panameño pueda disfrutar del esfuerzo de su lucha'. En el 2004, el galardonado poeta José Franco, en su poema ‘Romance de las áreas revertidas', escribe: ‘Los que nunca dieron sangre por la zona canalera, hoy reclaman la justicia de la patria por herencia. Son herencias los balnearios de las playas que les quedan... productivos los negocios bajo vientos que no cesan'... Mucho antes, en 1952, en su poema ‘Panamá defendida', lo presintió: ‘espectros insaciables, cual brujas mitológicas, chupan tu sangre pura'.

Antes de la ampliación, un consultor internacional, especialista en matemática actuarial, hizo un estudio técnico sobre el Canal. Cumplida la tarea, en el curso de una conversación privada le preguntó a su interlocutor: ‘¿Cuántos habitantes tiene Panamá?'. ‘Poco más de tres millones', fue la respuesta. ‘Realmente pocos', repuso el consultor; agregando: ‘Todos ustedes podrían dejar de trabajar y vivir como reyes, con los excedentes que genera el Canal'. ¿¡Cómo!? ‘Sí, así es, la rentabilidad y las proyecciones a futuro permiten esta conclusión; son cifras obtenidas en base a cálculos matemáticos, que incluyen numerosas variables y en distintos escenarios; en el mundo de la matemática actuarial no caben especulaciones'. No dudo de la validez de la conclusión del experto, quien jamás pudo imaginar que la voracidad de la oligarquía criolla, fuera tanta como para que, a pesar de los excedentes, seamos uno de los países con peor distribución de la riqueza.

Si el Canal fuera nuestro principal recurso, ningún niño panameño moriría a consecuencia de hambre ni habría un 90 % de malnutridos, como ocurre en los pueblos originarios; tampoco habría analfabetismo; toda la población tendría agua pura intra-domiciliaria; no habría letrinas; los desechos se dispondrían en rellenos sanitarios seguros y el saneamiento ambiental sería una realidad. La educación y la salud serían prioridad de Estado. Todos los menores de edad asistirían a centros educativos modernos, bien equipados, con educadores bien remunerados. La promoción de la salud y la prevención de las enfermedades se antepondrían a la atención de enfermedades y a la rehabilitación. No habría familias sin techo y mucho menos sin trabajo o injustamente remuneradas. El Canal genera recursos suficientes para que vivamos en condiciones de bienestar, propias de los países desarrollados, sin exclusión; solo que para ello es imprescindible que prime la voluntad de atender las genuinas necesidades e intereses de todos y no solo la de quienes medran en torno al poder público, tratando de satisfacer sus insaciables apetitos de riquezas y de poder…

¿Será que los amos nativos también son proxenetas?

¿Usted qué opina?

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