Adiós, Rey

Eran los años setenta y el panorama nacional había cambiado notablemente. Gobernaban los militares; la Universidad de Panamá, luego de un cierre, había reabierto sus puertas con una política de ampliar la oferta y posibilitar que un mayor sector ciudadano ingresara a sus aulas. Se notaba un interés en el ambiente por el fomento de la vida cultural, sobre todo en lo sectores populares y se iniciaba la gestión del Instituto Nacional de Cultura.

En ese contexto se creó el Frente de Trabajadores de la Cultura (FTC). Era un colectivo de figuras que desde diversos frentes se agitaban en el mundo del arte y que decidieron unir fuerzas para promover el entusiasmo y la praxis en actividades tanto formales como comunitarias y donde se pusiera de relieve la creatividad y el interés en la participación y fortalecimiento de políticas culturales que impulsaba el Estado.

Así apareció Reinaldo Barría; un joven con sensibilidad hacia la comunicación y que se sintió atraído por la literatura. Se acercó con mucha motivación y entusiasmo al FTC y paralelamente inició sus estudios de Periodismo en la Primera Casa de Estudios. Allí se vinculó con movimientos estudiantiles de orientación progresista y laboró en el centro de entretenimiento universitario, conocido como el rancho.

Las inquietudes de Barría le impulsan a escribir un primer libro ‘Los casicuentos', colección de once mininarraciones en que su autor hace de la realidad cotidiana un escenario para exponer detalles insólitos, rescatar figuras perdidas en el ambiente urbano y poner en relieve protagonistas que suelen ser pasados por alto. El estilo periodístico y la crónica de tabloides en que se agitaba, le brindó elementos estéticos que fueron aprovechados.

Las inclinaciones de este escritor también le hicieron soltar algunos textos poéticos a la luz. Además, se ocupó de redactar artículos con fuerte contenido ideológico en La otra columna y en el desplegable universitario Temas de nuestra América, donde pudo plasmar sus preocupaciones sobre aspectos políticos y literarios. Más tarde, desarrolla una intensa labor profesional, tanto en medios de comunicación como en instituciones.

Un segundo libro de cuentos, editado por el INAC, aparece en 1991, En lugar de la Mancha, agrupa unos veinte títulos; entre ellos, el que da título al libro, El reloj, El último primate, La conversión, El barrio, El enemigo, El ocaso de los dioses, La bruja roja. Las dimensiones narrativas de Barría, generalmente se ocupan del presente, del submundo que sirve de escenario y ubica sus historias en una realidad urbana y sectores emergentes.

Más tarde, produce Cuentos com/probados (2003), en cuya presentación, opina Pedro Rivera que se trata de ‘protagonistas escurridizos, reales engendros de lo absurdo cotidiano...', quizás un signo distintivo de toda la obra que este autor logró reunir en su colección de publicaciones. Habría que emprender una búsqueda de sus últimos trabajos para rescatar material no publicado y que pueda dar luz sobre sus últimos referentes.

En el desarrollo de su labor, le correspondió laborar en televisión en diversos canales; entre ellos el noticiero Telemetro Reporta, en RPC. Además, intervino en el Departamento de Noticias de Canal 11 y Canal 5. Durante los últimos años, Rey se dedicó a un trabajo en diversas oficinas y redujo su intensa presencia en diversos acontecimientos, quizás por las afecciones diabéticas que le obligaban a cuidarse.

Rey Barría fue un escritor con una atracción basada en la perspectiva de lo periódico y en las coyunturas que encierran a los grupos más vulnerables. Su propia extracción de uno de los sectores capitalinos más modestos, le dio herramientas en el dominio de las relaciones vecinales y el manejo de las preocupaciones de la población marginada. Su defunción hace unos días nos compromete a divulgar su compromiso literario y periodístico.

PERIODISTA

‘[...] le correspondió laborar en televisión en diversos canales; entre ellos el noticiero Telemetro Reporta, en RPC. [...] Canal 11 y Canal 5'