• 30/09/2019 07:00

Donald Trump: 'In re Winship'

“[...] el movimiento político y las demostraciones de fuerza, por las dos principales corrientes políticas de EE. UU. serán encarnizados [...]”

La presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de EE. UU. y quizás la mujer más poderosa de los Estados Unidos de Norteamérica, la demócrata Nancy Pelosi, anunció recientemente la apertura de una investigación que puede dar lugar a un proceso de “impeachment” contra el presidente de ese país Donald Trump.

Causales: Según información difundida, un informante alertó a los servicios de inteligencia de los EE. UU. de una llamada entre el mandatario estadounidense y su colega ucraniano, Volodímir Zelenski, en la que Trump le pedía ayuda para investigar a Joe Biden, uno de los candidatos demócratas a las elecciones del próximo año. La indagación iniciada por solicitud de congresistas demócratas se basa tras filtrarse la información en la que supuestamente Trump presionó al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para obtener pesquisas comprometedoras sobre el demócrata Biden.

Ahora, este no es el primer intento de los demócratas de llevar al estrado mediante un juicio político a Trump, pero sin ningún éxito a la fecha. Previamente se le ha tratado de acusar por obstrucción presidencial a la justicia, la sospecha de contubernio de la campaña de Trump con Rusia y las supuestas violaciones de las leyes de financiamiento de campañas.

Pero el escenario al que tendría que enfrentarse la presidenta de la Cámara de Representantes es muy particular, ya que no es común tratar de enjuiciar políticamente al presidente del país más poderoso del mundo, sería un proceso técnico minucioso y exigente.

El presidente, según la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, puede ser destituido de su cargo por “traición, soborno, crímenes u otros delitos menores”.

De encontrarse indicios que puedan concluir en el enjuiciamiento, políticos o “impeachment” (proceso de destitución), este debe ser iniciado por la Cámara de Representantes, la que nada más necesita de una mayoría simple para ser activado. Hoy día dicho órgano político se encuentra plenamente bajo dominio demócrata, lo que teóricamente hace el proceso posible. De 435 representantes solo doscientos son republicanos.

Pasado el proceso de presentación de cargos, conocidos como “artículos de juicio político”, el proceso salta al Senado, la Cámara Alta que lleva a cabo el juicio para determinar la culpabilidad o no del presidente. Es aquí donde se complican los demócratas, pues el Senado actualmente es controlado por los republicanos, de 100 puestos 45 son demócratas y se necesitaría de los dos tercios del total para destituir al presidente.

Anteriormente solo dos presidentes han sido llevados a juicios, en 1868, el presidente número 17, Andrew Johnson, y quien ocupó el cargo por dos períodos, fue enjuiciado. Johnson se salvó de ser destituido, pues los dos tercios en el Senado no se alcanzaron por un único voto, gracias al número de republicanos que había en la Cámara Alta.

Recientemente está el caso del presidente Número 42, Bill Clinton, quien fue inculpado por perjurio frente a un gran jurado y de obstrucción de la justicia, después de que mintiera sobre la naturaleza de su relación con la entonces pasante empleada en la Casa Blanca Mónica Lewinsky y a quien supuestamente también le pidió que mintiera. Cuando la imputación fue llevada al Senado, en 1999, no se obtuvieron los dos tercios de votos que necesitaba para destituirlo.

No cabe duda de que el escenario político que se avecina es incierto, más aun en un país a la vuelta de las elecciones presidenciales el próximo año. La Casa Blanca, para contrarrestar el avance demócrata, ha dicho que publicará la transcripción de su conversación telefónica del 25 de julio con Volodímir Zelenski.

Los próximos días el movimiento político y las demostraciones de fuerza, por las dos principales corrientes políticas de EE. UU. serán encarnizados, afectando no solo la estabilidad política de ese país, sino el impacto económico que pueda generar el efecto de esa lucha en el mundo. Solo resta esperar si los argumentos demócratas, sin ningún tipo de apuro, pueden alcanzar su objetivo y medir si las acusaciones pueden ser probadas más allá de cualquier duda razonable, “In re Winship”.

Diplomático de carrera.
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