• 16/11/2019 00:00

La metamorfosis de Omar

La metamorfosis de Omar

Soy estudioso de la Filosofía, me enamoré de ella en el Instituto Nacional, allí de la mano de Tobías Díaz B. conocí a Sócrates y muchos más.

Chuchú o José de Jesús Martínez es parte de la tertulia sabatina con Ricaurte Soler, Humberto Brugiatti y otros; tuve la alegría de participar de esos diálogos, así nace la Revista Tareas. Aprendí de ellos y en mis clases de Lógica, en el Colegio Ángel María Herrera de Penonomé, uso el texto de Lógica Matemática de Chuchú Martínez.

José de Jesús es de izquierda, pero nunca dogmático; su libro “Mi general Torrijos” es motivo del asedio a un protagonista controversial, con errores y aciertos. ¿Ángel o demonio?

Simón Bolívar, expresa: “Para juzgar las revoluciones y sus actores es menester observarlos muy de cerca y juzgarlos muy de lejos”. El tiempo decide la trascendencia de los líderes, no soy ni Dios ni juez para dictar sentencia.

Omar, lo conocí cuando es el niño mimado de Bolívar Vallarino, es el secretario privado y hombre de confianza; arrogante como el jefe. Vallarino lo envía a reprimir el Levantamiento del Tute, allí es herido en el primer enfrentamiento. Rodrigo Pinzón y Eduardo Santos Blancos, heridos, son asesinados. La orden de Vallarino es: “No quiero prisioneros”; y así ocurre también con Domingo García y José Rogelio Girón. Rodolfo Murgas, se salva, es bendecido por el Señor. Rodolfo mantiene distancia de Omar, nunca le perdona el asesinato de los compañeros del Tute.

Chuchú nos traza el perfil de Omar, de acuerdo al imaginario de un contestatario, es la metamorfosis del golpista amanuense de la CIA a un líder antiimperialista, revolucionario y populista. Chuchú proyecta un Omar a su imagen y semejanza.

El diseño conceptual de Chuchú me impresiona, aplica los conocimientos filosóficos y los principios de la dialéctica. Me recuerda mis clases, al aplicar una didáctica sencilla para explicar lo difícil del pensamiento crítico.

José de Jesús se hace recluta y llega a ser escolta de Omar, así las vivencias son directas. El líder del PRD, en una ocasión, le habla a la tropa de la diferencia entre el rango y la jerarquía. El rango lo da un decreto, la jerarquía se gana con la praxis. Omar reconoce que la Fuerza Pública es el guardián de los ricos en detrimento de los pobres; protege el robo legalizado y la explotación institucionalizada. Torrijos defiende la verdad íntima, la que se identifica con los dolores de la patria.

Chuchú comenta la relación de Omar con los sandinistas, los revolucionarios colombianos, salvadoreños, guatemaltecos, peruanos, uruguayos. La visita a Fidel es significativa, así como el apoyo a los movimientos de liberación de África, Asia y el Medio Oriente. Panamá es el santuario de los grupos insurgentes.

Omar considera que el cambio político es efectivo si también se cambia al hombre. Rechaza la divinización de la lucha de clases. Critica a la izquierda por el sectarismo. Proclama que necesita de la derecha como de la izquierda y debe tener un teclado amplio para tocar con las dos manos, es su estrategia global; por tanto se debe gobernar con la necesidad y nunca con la razón. Demanda una filosofía para los pobres, ellos tienen derecho a la alegría.

La relación Torrijos—Pueblo la destaca Chuchú. El pueblo es un sujeto, vivo, con hambre y sed de justicia. Coclesito es el proyecto estrella, allí es feliz con los más necesitados, allí no hay imposturas, todo es auténtico, sencillo. Apoya los asentamientos campesinos, nunca puede olvidar el trabajo efectivo de Héctor Gallego en Veraguas.

Omar es amigo de Gabriel García Márquez, Graham Greene, Rogelio Sinán. La visita a Kadafi es interesante.

El cabo matemático resalta el pathos trágico de Omar, la conciencia de aceptar que sus aspiraciones nunca las podrá ver realizadas. Omar sabe que será asesinado.

La relación con Nicaragua es un episodio dramático del libro, la solidaridad con los principales activistas, los cuales son asesinados por Somoza. Chuchú narra al detalle el apoyo incondicional al Sandinismo; me llama la atención que ignora a Hugo Spadafora y los panameños muertos en combate.

La Guerra del Banano es otra de las acciones relevantes de Torrijos, se enfrenta a la poderosa United Fruit Company, la Mamita Yunai y la obliga a ceder en sus pretensiones monopolísticas.

La visita del Sha es comentada por José de Jesús en los aspectos grotescos. Ignora la golpiza que le dan a Miguel Antonio Bernal por los agentes del G2.

El sargento Chuchú se refiere la posición de Torrijos contra “el alma de waiters” de muchos panameños y la mentalidad de siervos de la oligarquía ante Washington.

Omar y la lucha por el Canal es otro capítulo esencial. Amenaza a los gringos con destruir la vía acuática, si no se llega a un acuerdo satisfactorio. Así dice que la Soberanía no se discute. Se le defiende con las armas en la mano. La épica de la Soberanía es el contrapunto, con la no violencia, así la juventud derrota a las águilas imperiales.

La muerte del general la confronta Chuchú en la dimensión emocional; le insiste a Omar que lo van a matar, que son muchos los intereses que desean liquidarlo. Narra con dolor lo acontecido en el cerro Marta el 31 de julio de 1981. El FAP 205 explosiona en pleno aterrizaje. Así matan al presidente Roldós en el Ecuador y al general Hoyos en el Perú. Poco después matan, aquí en Panamá, en un “accidente” a dos guerrilleros, a Jovel de El Salvador y Bateman de Colombia. La CIA no perdona.

“Mi general Torrijos” sintetiza los testimonios del autor en torno a un líder que vive un viacrucis en espera de su redención.

Apuntes al margen del texto. Los primeros en llegar al cerro Marta son los helicópteros de los gringos.

Omar y Pinochet tienen una relación amical, la hija de Pinochet vive por muchos años en Panamá protegida por Torrijos; esa amistad permite la llegada a nuestro país de centenares de familias chilenas acogidas por Torrijos.

Omar es leal a sus amistades, como es el caso de la familia Zardón, el subteniente de la Guardia Nacional siempre recibe la protección de los esposos Zardón.

Torrijos se niega a entrar a la Zona del Canal, el primer día que se ejerce nuestra jurisdicción en el territorio canalero. Omar es consciente de que no es su triunfo personal, reconoce que son los hechos heroicos de la Operación Soberanía del 2 de mayo de 1958, la Marcha Patriótica del 3 de Noviembre de 1959 y la gloriosa gesta del 9 de Enero, los que hacen posible entrar al enclave colonial. La épica de la Soberanía realizada por la juventud panameña es imposible ignorarla.

Nota: recomiendo en “Huellas”, de Nicolás Ardito Barletta, la semblanza puntual de Torrijos; pronto presento mi reflexión del libro de Miguel Antonio Bernal, “El agitador de conciencias”, otra opinión de Omar Torrijos.

Referencia bibliográfica: Martínez, José de Jesús. “Mi general Torrijos” / La Habana, Casa de las Américas, 1987. 274 p.

Docente, historiador y escritor.
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