• 19/11/2019 00:00

A reconstruir la casa con lo que hay

“El país, ante la profunda crisis que vive, requiere de un gran estadista. Soy de opinión que, por lo que he visto, ese indispensable rol lo puede y debe desempeñar Laurentino Cortizo Cohen”

Hemos vivido unas jornadas intensas que a muchos nos han puesto a reflexionar. ¿Será posible que en Panamá se puedan suscitar situaciones similares a las de Chile y el Ecuador? ¿Nos merecemos los panameños todo lo que habíamos sospechado, pero que los Varelaleaks nos confirman por completo? Todo es posible cuando la arrogancia, el orgullo, el cálculo y la mezquindad toman control de los gobernantes, pero también de los grupos de presión, todo sin sentido de Patria.

El relajo y la forma descuidada como se han tocado los temas de Estado en el pasado y cómo se enfrenta el tema de las reformas constitucionales ahora ha dejado a muchos con la boca abierta. Pareciera un plan para sabotear cualquier esfuerzo que se haga para restablecer la confianza ciudadana, desaparecida en los dos últimos periodos presidenciales, pero abonada ahora por los que quieren “pescar en río revuelto”.

Tenemos un terreno abonado para los anarquistas que tenemos, pocos, pero con una gran capacidad para hacer bulla. Los cínicos y pesimistas dirán que esto no lo arregla nadie, pero hay gente que entiende que lo que ocurre, siempre serán nuevas oportunidades para hacerlo mejor. Lo que nos sale mal, nos enseña más.

Cada uno, en su lugar, construirá su “pedacito de país”: desde el presidente hacia abajo, gobernantes y gobernados. Al margen de aquellos pocos diputados bien definidos, por cierto, el país tiene que seguir adelante con lo que tenemos. Por más que se intente, no cambiaremos a nuestros políticos con aquellos educados y sofisticados de Suiza, Suecia o Dinamarca. Tenemos que moldear nuestro futuro con lo que hay, al igual hacen los campesinos sus chozas; con el lodo y la paja que tienen a mano.

En los cuatro meses que lleva ejerciendo la primera magistratura Laurentino Cortizo Cohen ha demostrado ser una persona ecuánime y razonable. Escucha y promueve el diálogo y la concertación. No está trepado en la nube de la prepotencia y la falta de humildad de sus antecesores más recientes. Ha establecido que, al margen del partido gobernante, está el país. Esa actitud es positiva. Parece tener presente que no gobierna para el 33 % que votó por él, sino para todo el país, tal como debe ser.

Los panameños hemos sido muy severos en las críticas hacia todo el mundo: la sociedad, la educación, los vecinos, la Iglesia, el Gobierno. Unas veces con razón y otras no. Por ejemplo: hacia la Asamblea. Me incluyo allí. Han pagado justos por pecadores. Quizás la mayoría de los diputados nuevos, 52 en total, se han dejado opacar por unos cuantos que han proyectado una imagen grupal, pero que en realidad solo responde a unos pocos, con propósitos hasta distintos, pero bien definidos. Imagen dañina construida desde del periodo pasado. ¿Por qué no estimular que esos nuevos diputados, de partidos e independientes, promuevan un liderazgo diferente en una Asamblea que a solo cuatro meses de instalada puede reivindicarse el resto del periodo de cuatro años y medio que le falta?

Igual ha ocurrido con el Órgano Judicial, sin presidente ni liderazgo desde hace varios años, que tiene uno provisional, enfrentándose a las tormentas del país casi que, al garete, al margen del acontecer nacional. No pensemos que con los nuevos tres magistrados que designe Cortizo la Corte será perfecta al día siguiente, pero ojalá que los nuevos carezcan de las máculas que han caracterizado a algunos nombramientos en el pasado. Esa responsabilidad será del presidente. De seguro, si los que proponga a la ratificación de la Asamblea Nacional tienen una trayectoria prístina, al igual que el procurador que designe, la ciudadanía lo aplaudirá.

Frente a lo que puede cambiar de los Órganos del Estado, la ciudadanía tiene mucho que aportar. Debe ejercer un rol de permanente vigilancia, que las redes sociales, juiciosamente utilizadas, bien pueden cumplir ese importante rol. Impostergable es que los gremios sigan opinando sobre la problemática nacional, como lo han hecho últimamente con el tema constitucional. Resulta vital que la sociedad civil siga promoviendo discusiones públicas sobre el acontecer nacional. Se hace urgente que las universidades jueguen el papel de vigilancia de los asuntos nacionales para así poder escuchar lo tanto que tienen que decir los jóvenes.

Si restablecemos la confianza ciudadana, podremos caminar hacia un mejor país. No solo atrayendo más inversiones locales y extranjeras, sino promoviendo mayor igualdad en nuestra sociedad, para evitar seguir profundizando en todo aquello que nos convierte en uno de los países más desiguales de la región. Entre todos, lo podemos hacer.

El país, ante la profunda crisis que vive, requiere de un gran estadista. Soy de opinión que, por lo que he visto, ese indispensable rol lo puede y debe desempeñar Laurentino Cortizo Cohen.

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