• 21/12/2019 00:00

La Cortagua de Juan Bosco

La obra literaria tiene sentidos múltiples, evidencia un largo y continuo proceso de sedimentación con ideas y experiencias del legado de la cultura universal.

La literatura sin ser historia, registra el acontecer humano en su esencial universo de emociones, por ello, la literatura es sin duda la patria de los sentimientos con las narraciones, dramas y reflexiones.

La obra literaria tiene sentidos múltiples, evidencia un largo y continuo proceso de sedimentación con ideas y experiencias del legado de la cultura universal. La literatura es aluvional y cinética. El saber literario es el lugar donde realidad y ficción se armonizan en un maravilloso punto de confluencia. El imaginario literario carece de coordenadas, el espacio es multidimensional e infinito, allí toda transgresión es válida, es el mejor espejo de la capacidad creativa de los seres humanos.

El narrar nace junto a la hoguera y en las cavernas donde se refugian los seres humanos primitivos. La mujer es la guardiana del fuego, ella es el eje de la familia. Ella, siempre atenta a todo lo que ocurre en su entorno, descubre la agricultura, observa que unas cositas al caer de los árboles, luego germinan y le dan los alimentos indispensables; con ella nace la vida sedentaria.

La mujer, la cuidadora del fuego, es la primera narradora; junto a la hoguera al llegar los cazadores y pescadores, relata lo acontecido en el día y ellos, a su vez, cuentan las experiencias vividas. Así nace la literatura.

Juan Bosco Bernal tiene el natural e intuitivo don de narrar, con él se nace, el escritor no se hace en ningún taller, seminario ni diplomado, nadie se gradúa de escritor ni de artista. Muchos conocen la técnica, las normas pero les falta el alma, la magia que le da la singularidad a la literatura, la personaliza. Muchos publican libros y no son escritores, otros sin publicar lo son, así lo expresa Reinaldo Arenas, el gran escritor cubano.

Ser escritor es como la vocación del maestro, y esa armonía conceptual la tiene Juan Bosco. Él es un educador institucional. El narrador auténtico nace con la fuerza interior, la iluminación budista libre de prejuicios y convencionalismos; se escribe para ser con otros, para compartir vivencias, angustias existenciales y sobre todo un modo de vivir a plenitud con los dones que la Naturaleza nos da.

Juan Bosco Bernal irrumpe en la narrativa nacional con La partera del pueblo o Remininiscencias de la Patria Chica. El prólógo de Pedro Rivera, el poeta de la combativa, heroica y mártir Generación del 58, el hoy académico, nunca de Argamasilla, el intelectual y escritor de la Academia Panameña de la Lengua es orientador y puntual.

Pedro afirma: que la historia academicista, generalmente, olvida al hombre por ello la subjetividad le da un papel relevante en la construcción de la realidad, sin imaginación la historia es árida e incompleta. La novelización de la historia le añade profundidad al ser en sí de la nación, con el imaginario colectivo y las vicisitudes de la vida cotidiana. Agrego, es la historia subyacente al estilo de Cervantes. Sigue Pedro: es contar la historia como un cuento con fines didácticos. Concluye al calificar el libro como hibridismo literario. Sir Richard Brooks lo hace como locura narrativa en La calle del espanto.

La historia novelada la desarrollan en Panamá, Rosa María Britton, Jorge Thomas, Justo Arroyo, Joaquín Beleño, Rafael Ruiloba, entre muchos otros. Marguerite Yourcenar es la gran narradora universal con Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.

La partera del pueblo son quince relatos de tonos costumbristas, en especial de Antón. Anastasia es la Cortagua, mujer intrépida, sabia, la cuenta cuentos y la que ayuda a parir a las mujeres de la más importante región ganadera de Coclé.

Anastasia es el hilo conductor de las leyendas que cautivan a la niñez de esa comunidad campesina.

Juan Bosco hace historia de lo acontecido en la Guerra de los Mil Días, y la desgracia que asola a los campesinos al ver que liberales y conservadores se apropian de todo lo de ellos.

Bosco hace docencia con la llegada del ferrocarril a Panamá y la construcción por franceses y norteamericanos de la vía canalera.

Victoriano Lorenzo es asediado por Anastasia. El guerrillero invisible que aterroriza los godos. El líder de los cholos es de los pocos panameños que saben leer y escribir. La amistad con Carlos A. Mendoza y Belisario Porras lo llevan a ser protagonista de ese devenir trágico de traiciones y heroísmos. En ese pasaje, el autor hace una metáfora, en la cual nos dice que la misma luz que alumbra a la República naciente, mata el ideal de liberación popular con el asesinato del símbolo de los marginados.

El Cristo de Esquipulas ocupa la atención de Anastasia, la imagen que se niega a salir de Antón. El tono descriptivo de Juan Bosco se luce con el ritual de la Cortagua para iniciar sus relatos, con el tabaco con la candela hacia adentro, eso lo vi en el Mercado Público de Panamá en las fondas populares.

Anastasia dramatiza al mencionar a la Llorona, al Chivato, al Hombre sin cabeza, la Silampa, a la Tulivieja. Ella habla del mal de ojo, del catarro pegao, del tente allá, la planta amansa –mujer, del rezado, la hoja del niño muerto, la bebida de ortiga, la pócima de cola de caballo, del ritual del velorio y las famosas letanías. El poeta inédito rompe el silencio y adorna los relatos con versos como el de San Antonio.

Juan le hace un reconocimiento a los Zárate en el amor al folclore, aquí Anastasia resalta el tambor antonero y la danza de la seguidilla; Bosco el poeta, complementa con los versos de la cabellera de plata encendida. Las crónicas resaltan las adivinanzas y refranes populares y el poeta nos alegra con su lírica campesina.

Los relatos tienen matices sociales, patrióticos, cívicos, muchos son los episodios del Panamá de Ayer que adquieren perspectivas significativas, nada escapa al maestro narrador. Los perfiles de Porras, los Arias Madrid, de Juan Demóstenes, Remón Cantera, Torrijos, los “yes man”, las protestas de Acción Comunal, del Frente Patriótico, la dignidad de Roberto F. Chiari, la épica de la Soberanía, Cerro Tute.

El libro de Juan Bosco es un aprendizaje del Panamá Profundo.

Referencia Bibliográfica. Bernal, Juan Bosco. La partera del pueblo/Panamá, Impreudelas, 140 p,. il. Panamá, diciembre 2019.

Historiador, escritor y docente
Lo Nuevo
comments powered by Disqus