El Festival de Debutantes se realizó el 5 de julio en el Club Unión de Panamá. Es organizado por las Damas Guadalupanas y se realiza cada año para recaudar...
- 30/01/2020 00:00
La infiel política
Me causa mucho estupor la forma tan excluyente, elitista, autoritaria y eventualmente obtusa como se toman las decisiones políticas en temas sociales de impacto masivo. Todos los gobiernos se rodean de una batería enorme de pseudoespecialistas muy capacitados, que sólo ven el problema desde la perspectiva de sus narices burguesas. No levantan un análisis sistémico, interdisciplinario, social e integral, ni mucho menos proyectado en el tiempo, con el que se pueda medir la repercusión en cascada y sus posibles rebotes. Digo, por lo menos un poco más allá de los inertes y fríos cuadros estadísticos, que constituyen el onanismo perceptivo de nuestro malquerido buró criollo. Se inventan una crisis, o empeoran la actual, para poder atrincherarse cómodamente en posturas extremistas que sólo recargan un lado de su “ecuación fabulosa”. Dicho sea de paso, aquel que favorece a la minoría poderosa y desprotege a la mayoría débil.
Por ejemplo, el tema del salario mínimo. ¿Por qué sólo se ve el salario mínimo y no se ven todos los salarios? Nadie parece considerar a la burbuja de “rezagados” que crean estos aumentos. Entiéndase, aquel montón de gente cuyos salarios van quedando cada vez más cerca del mínimo. Como si en dicho caso, la esperanza promedio consistiera en que “lo mínimo” (lo más bajo de la escala salarial) los alcance para así poder avanzar. ¿Acaso eso no equivale a crear una visión social retrógrada? ¿Por qué no se plantea un aumento general de salario en lugar de aumentar el mínimo cada cierto tiempo? Porque la empresa privada se quejaría entonces de que le afectarían su hipernutrido margen de ganancia, esgrimiendo contratesis de “inflación acelerada”, “encarecimiento de la vida” etc. De cualquier forma, con aumento de salario mínimo, regulación de precio, o como sea, siempre le subirán los precios a sus productos (o servicios) y seguirán botando empleados a como les venga en gana.
Por ejemplo, la ley que intentan promover para que los trabajadores de hasta cierto monto salarial no paguen impuesto. ¿Y qué hacemos con aquellos que están cerca de ese límite pero que no les toca el ajuste? Al liberar a los otros de la renta, aún teniendo un salario levemente mayor que el de los recién aumentados, su poder adquisitivo quedaría por debajo del de ellos (obviamente, después de aplicar las deducciones correspondientes). Pero bueno, eso siempre ha ocurrido; lo cual nos dice que, lo de dar soluciones populistas, mediáticas y mal pensadas, viene “de siempre” en Panamá. ¿No sería mejor que el gobierno ejerciera su papel de rector (para el que lo elegimos) velando por una mejor distribución de riquezas y abaratando el nivel de vida? De modo que los poderosos no se hagan infinitamente más ricos, haciéndonos infinitamente más pobres al resto.
Así usted verá que todo el mundo habla de “la subida de la gasolina y los alimentos”. Pero cuando baja el combustible no bajan los alimentos ¿Quién habla del desabastecimiento de la Caja del Seguro Social y el paulatino encarecimiento del costo de las medicinas en el sector privado? Recién ahora vuelven con la cantaleta de sacrificarnos para la supervivencia del programa de IVM (invalidez, vejez y muerte) Jamás los escucharás cobrarles a los empresarios gamonales que les adeudan, ni los verás recobrando el dinero que otros colegas políticos le robaron a la Caja. En este país, a lo largo de su historia, han existido muchos “genios” con la única especialidad de mimetizar a los corruptos, y esquilmar a los honestos. Sin embargo, en honor a la verdad, ¿Para qué subir la edad de jubilación en un país, cuya empresa privada no quiere saber de colaboradores cuarentones o más?
Para cualquier persona honesta y trabajadora sería todo un gusto envejecer trabajando. Pero obligarlo a hacerlo con muchas menos y peores ofertas laborales, y a contramarea del encarecimiento irrefrenable de la vida, es una canallada. Si se analiza en el tiempo aumentar la edad de jubilación cada vez, es una farsa para que la persona gane menos, cobre una peor pensión y viva aún menos tiempo devengándola. ¡Pobre del trabajador honesto panameño, malcasado con la infiel política! Y como quien dice: “Hasta que la muerte los separe”… Trabajando toda una vida para mantener a semejante pandilla de abusadores oportunistas.