• 14/03/2020 04:00

Coronavirus o cuando se protege a los mercaderes del templo (I)

La conocida imagen de Jesucristo expulsando a los mercaderes del templo dedicado a la alabanza y oración al Dios judeocristiano, muestra la actitud que debe tenerse frente a los que vulneran, adulteran un propósito benéfico al pueblo.

La conocida imagen de Jesucristo expulsando a los mercaderes del templo dedicado a la alabanza y oración al Dios judeocristiano, muestra la actitud que debe tenerse frente a los que vulneran, adulteran un propósito benéfico al pueblo. Esa misma entereza debería ser parte del carácter de quienes influyen sobre la vida y en este caso la salud, de los habitantes del país. Esta actitud se percibe opacamente en nuestras autoridades.

Pues bien, se puede comprender como dijo la ministra Turner el jueves 12, que “no estamos totalmente preparados…”, respuesta que revela lo que los hechos sugieren y en las calles se comenta: las autoridades no han preparado las condiciones necesarias para enfrentar eficientemente —no solo eficazmente— la epidemia. Por lo que se conoce, el primer deceso panameño por coronavirus ocurrió en un hospital de la CSS, lo que supone que estuvo internado varios días antes y no obstante, se decía que “no había ningún caso en el país”; ¿deficiencia en el diagnóstico de este establecimiento? U, ¿ocultamiento de la verdad?

De la CSS, podemos esperarlo, porque este tipo de eventos parece ser parte de su estigma, a diferencia de lo que ocurre en los establecimientos hospitalarios del Minsa. Una vez más, manifestación de lo que sucede cuando existe un sistema bicéfalo, donde las autoridades de la CSS promueven que esta esté alejada de las prácticas y éticas que se disponen en el Minsa.

La experiencia de China, que ya ha dado muestras de haberla controlado, era el mejor modelo a seguir desde el punto de vista epidemiológico y luego de 45 días desde que se sabía que en algún momento el virus llegaría a nuestras costas… “aún no estamos totalmente preparados”.

Este evento, sugiere que nuestro sistema de salud no está en condiciones para enfrentar el más mínimo escenario pesimista y menos un escenario crítico, a menos que la población actúe solidariamente entre sí en este proceso. Quiéranlo o no, el personal técnico-científico disponible en el país no puede ser eficiente frente a una epidemia como la del coronavirus, porque el sistema no está diseñado para ello y las autoridades no tienen la voluntad de repetir lo actuado en China en tiempos abreviados.

Lunes 9 de marzo, en conferencia de prensa, se cuestionó por qué el Gobierno no adquiría el medicamento cubano INTERFEROM en su variante AlFA 2B, para tratamiento de los pacientes positivos de Panamá, en vista de que China lo estuvo empleando con éxito. La ministra tomó distancia del tema y dejó que uno de los epidemiólogos respondiera, descalificando la certeza de la eficacia de dicho medicamento, pero contradictoriamente, señalando que los médicos en Panamá ofrecen tratamiento con otros antivirales —sin certeza de eficacia— a criterio de ellos. ¿Y entonces?

Desde el punto de vista científico, no cabe descalificar ninguna de las medidas empleadas en quien ya DEMOSTRÓ que supo controlar la epidemia en breve. Una de las medidas fue el empleo de ese medicamento; habría que indagar cuáles otros utilizaron, incluyendo remedios populares y haber procedido inmediatamente a su disponibilidad.

Esta conducta pone al descubierto que, o bien las autoridades tienen prejuicio ideológico —actuando anticientíficamente—, porque el medicamento es originado en Cuba o bien, tienen muy metido el chip de “Yes Man” hacia el Gobierno de Trump y su bloqueo a la isla, o… ambas actitudes. En cualquier caso, abonan a la inoperancia de nuestros servicios médicos, al anteponer intereses políticos y económicos, a los de salud de la población.

Así, podría entenderse por qué las autoridades, no tanto que no hayan puesto mayores controles en los aeropuertos (Cfr. conferencias de prensa del 11 y 12 de marzo), sino que aún no se había incluido a EUA como país foco de transmisión de alto riesgo, siendo que es de allá de donde han venido o transitado más del 60 % de los pacientes confirmados como infectados por el virus. “Tan sencillo que es —me dice mi amigo Virgilio vinculado a aduanas— habilitar una de las puertas para exclusividad de estos pasajeros y mantenerlos en la debida vigilancia”. “Los negocios de (…) están antes que nuestra salud”, me dijo una estudiante universitaria. Continuaremos la otra semana aclarando de dónde viene el virus realmente y los intereses económicos de quienes lo han promovido como pandemia y estado de emergencia.

Sociólogo y docente de la Facultad de Medicina de la UP.
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