• 15/04/2020 00:00

Aprendizaje y pandemia

El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, ha dado orden de cerrar todos los centros educativos del megadistrito, como consecuencia del impacto de la pandemia del coronavirus.

El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, ha dado orden de cerrar todos los centros educativos del megadistrito, como consecuencia del impacto de la pandemia del coronavirus. A esta medida se ha agregado la instrucción de que el proceso de enseñanza-aprendizaje se haga llegar a los hogares; así se preparan acciones para asegurar la disposición citada y atajar el saldo de contagiados y muertes que allí superan a la de cualquier país.

Las estrategias que se presentan en la realidad neoyorkina hacen preguntarse sobre cómo se atiende esto en el contexto de la crisis que se vive en Panamá y las posibles implicaciones para el sector de la educación. Poner cerrojos a establecimientos escolares ha tomado por sorpresa a la comunidad cuando apenas empezaba el periodo lectivo y algunos colegios particulares tuvieron que acelerar sus recursos tecnológicos para continuar.

Existen plataformas que permiten llevar las lecciones a los alumnos en casa. En algunas, los jóvenes se sientan todas las mañanas a ver a sus maestros en la pantalla que imparten sus clases, igual que como lo hacen normalmente. La audiencia escucha y reacciona según el nivel de comprensión. Otro modelo más completo consiste en utilizar los textos ya organizados en el sistema de e-learning con el material preparado según una técnica especial.

Tal gestión avanza según la modalidad de las empresas que se ocupan de dirigir esta dinámica de formación. Lógicamente, que el objetivo es no atrasar a su 'producto' y evitar el cierre y las implicaciones sociales y laborales en que incurrirían; además de impedir detener los saldos en los ciclos de aprovechamiento de los estudiantes. Al menos han tenido la ocasión de reorganizarse y marchan en medio de la complejidad.

En el sector gubernamental el panorama es otro. Se ha detenido la dinámica de las clases con la finalidad de proteger a la comunidad educativa; pero no se han puesto en ejecución otras opciones. Acá no existen programas generalizados para impartir los cursos de manera no presencial, pese a que en varias ocasiones se ha interrumpido en determinadas regiones por causas relacionadas con circunstancias atmosféricas o incidentes de diverso orden.

Cuando han existido motivos para cesar el trabajo cotidiano, surgen esfuerzos individuales o de determinados grupos docentes que propician ingeniosas respuestas para prolongar el contacto y por tanto, la trasmisión del conocimiento. Desafortunadamente, son apenas pequeños intentos no globales, que no forman parte de una política general dentro del sistema. Se informa que en la actualidad se preparan programas para clases virtuales.

Muy a pesar de que organismos internacionales como Unesco han propiciado condiciones para que este siglo XXI sea concebido como la oportunidad de que la educación se nutra con los adelantos tecnológicos y que las plataformas hagan universal la transformación de las mentes ciudadanas; aún estamos lejos de alcanzar estas metas. Este es uno de los objetivos propuestos para el desarrollo sostenible (ODS).

La inédita situación surgida a escala planetaria con el COVID-19 ha obligado a crear a estructuras específicas a diferentes niveles para atender las múltiples facetas del monstruo sanitario que acosa a la humanidad. Pese a esto, en el campo educativo no se ha contado con el tiempo necesario para crear condiciones paralelas que suplanten o substituyan la normalidad perdida a todos los niveles.

Ha surgido una alianza entre el Ministerio de Educación, FUNDESTEAM y la empresa SAMSUNG para impulsar un proyecto piloto sobre Escuela en Casa. Le corresponderá la ardua labor de crear las herramientas necesarias para superar cualquier eventualidad que impida poner en peligro a una generación nacional. Esto

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