• 22/04/2020 00:00

¿Estamos en las Manos de Dios?

Decía mi abuela que entre más atea se sintiera la gente, durante un grave accidente o cuando viera que está al borde de la muerte, como todos los seres humanos, invocaría a Dios.

Decía mi abuela que entre más atea se sintiera la gente, durante un grave accidente o cuando viera que está al borde de la muerte, como todos los seres humanos, invocaría a Dios. Como dirían algunos, por si acaso ese Señor en el que tantos creen y adoran, de repente existe y ayuda en algo. Como diría Rubén Blades en su Maestra Vida, “en Dios me acuerdo primero, solo en trances de morirme, a veces cuando estoy triste, mas nunca cuando estoy contento. No dura el agradecimiento para aquel, que nos da la mano, tan pronto nos sale el clavo, se olvida todo el sufrimiento”.

No hago mofa de ellos porque al final, como respetuoso de las ideas ajenas, no solo debo respetarlas, sino también tolerarlas y quererlos. Esos que, gracias a Dios, no son la mayoría, pecan de lo contrario. Son intolerantes, impertinentes, burlones y despectivos de quienes interna o externamente profesamos la fe cristiana. Se sienten que su verdad es la única, recordando a mi sabia abuelita, hasta que les llegue lo que creen serán los últimos momentos de su existencia.

Todos, sin exclusión de nadie, estamos durante esta horrorosa peste, en las manos de Dios. Algunos dicen que nos va bien en lo del virus, porque tenemos a Nito Cortizo de presidente y a Rosario Turner en Salud. Es cierto. No somos adivinos para saber qué hubiese pasado con quienes fuesen sus antecesores. Como seres humanos, estamos acostumbrados a vivir épocas de abundancia y nunca estaremos preparados para los años de las vacas flacas. Y este Gobierno no es la excepción.

A pesar de todo lo que hemos visto, seguimos vivos y con esperanzas, a pesar de las lacras que aparecen para devorar los recursos públicos en épocas malas, lo que convierte el crimen en más nefasto y deleznable.

De que estamos en las Manos De Dios lo vemos a diario, aun cuando un par de agnósticos nos digan lo contrario. En el Seguro Social pretendían imponer licitación amañada por 168 millones, donde el favorecido invitó a viajar a México a tres miembros de la directiva del Seguro y donde su director Lau Cortez calificó lo que se decía de chisme. Fue tal la presión, que el presidente Cortizo suspendió la escandalosa compra, aún sin tener facultad para hacerlo, ya que el Seguro Social es autónomo. Según la jerga que utiliza el presidente, le debió jalar las orejas a Lau y este prometió portarse bien. Diría yo, hasta que salte otra liebre. Y Lau, como si nada, ha seguido allí.

Algo parecido ha ocurrido con el cierre de escuelas particulares. Un desconocido jefe legal del Meduca, luego del anuncio del cierre de escuelas particulares, dice que insta a los padres de familia que puedan que sigan pagando las mensualidades. ¿Cómo? ¿Seguir pagando sin recibir nada a cambio? ¿Será que en sus ratos libres es abogado de las escuelas privadas? Peor aún. A menos de 15 horas del cierre de las escuelas, el presidente Cortizo abre aquellos centros que tengan la requerida tecnología. Siempre nos dijeron que todo iba bien, porque trabajaban en equipo. ¿Se imaginan si no fuera así?

¿Y dónde quedan los miles que se han quedado sin trabajo, recibiendo bolsas de comida y vales, que se reparten discrecionalmente? ¿Y las promesas de ayudarlos con algo más concreto? ¿Quedarán como los agricultores que tienen que botar sus cosechas porque no se las están comprando? ¿Será que el Gobierno delegará estas obligaciones también a las Manos De Dios?

Vamos sin rumbo en algunos temas, como el de la corrupción, pero afortunadamente estamos en las Manos de Dios. Hay que seguir rezando para siga siendo así. Se le está fallando a los que más necesitan de ayuda y que, por más que estemos en las Manos de Dios, ven muy incierto su futuro.

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