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- 14/09/2020 00:00
Bitácora de la epidemia en Panamá
A partir de hoy compartiré todos los lunes un resumen de la situación de la pandemia en el país y en el mundo, complementado con el correspondiente análisis de los elementos de contexto que considero facilitan o impiden el control de la epidemia en el país. Subrayo de entrada que, el factor más importante para mantener una situación favorable y no volver al encierro, es y será nuestro compromiso para cumplir al pie de la letra las recomendaciones de protección individual y colectiva que todos conocemos.
Para poner en contexto nuestra situación, consideremos que la región de las Américas, a la cual pertenecemos, representa aproximadamente el 13 % de la población mundial, pero reporta más del 50 % de los casos y muertes mundiales notificados oficialmente, y mantiene una ligera tendencia al aumento de la incidencia de casos. Es probable que esta situación esté relacionada con el incremento de reuniones sociales, producto de una equivocada percepción de control de la epidemia.
Por nuestra parte, recordemos que hace tres meses nuestro país se ubicaba entre los primeros del continente en casos y defunciones reportadas. Pero hemos ido mejorando progresivamente, y desde la semana que terminó el 19 de julio, mantenemos una clara tendencia a la disminución de los casos y las defunciones reportadas diariamente. Cierto que mantenemos un acumulado importante por millón de habitantes, pero ese no es el caso por semanas y menos por días, el cual también ha ido disminuyendo, alejándonos de los primeros lugares del continente, ubicándose desde hace una semana en 670 el promedio diario. No menos importante es que, desde el 25 de julio, el número de reproducción efectiva (Rt) se ha mantenido por debajo de 1.0, lo que muestra un resultado favorable. El mantenimiento de este indicador, en niveles de supresión, exige el cumplimiento estricto de las medidas de bioseguridad en la población ante el nuevo escenario de flexibilización del confinamiento.
También es evidente el aumento de las pruebas de laboratorio para detectar la COVID-19. La semana pasada realizamos cerca de 35 000 pruebas, y mantenemos un porcentaje de positividad que ronda el 12 %. Esto es una buena noticia, pero sigue significando que todavía tenemos un elevado número de personas positivas, que no lo saben y, por lo tanto, transmiten el virus a sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, pasajeros del transporte colectivo, etc. Y no olvidemos que, a partir de mañana, al levantarse las restricciones de salida por sexos, tendremos el doble de las personas susceptibles en la calle.
No hay duda de que debemos redoblar el esfuerzo en todas las etapas de la cadena de trazabilidad, desde la toma de muestras para detectar la enfermedad, hasta el aislamiento efectivo de casos positivos y contactos. Nuestras metas en esta etapa deben ser identificar y notificar los datos de los casos dentro de las 24 horas, incorporar nuevas pruebas de laboratorio, que sean rápidas, económicas y con una sensibilidad y especificidad superior al 95 %, alcanzar y mantener en menos del 5 % las muestras positivas para COVID-19, rastrear el 90 % de los contactos cercanos de los casos nuevos.
Especial atención deberá prestársele al aislamiento efectivo de las personas positivas, garantizando que más del 90 % de las personas positivas sea aislado efectivamente. Todo aquel que no tenga en su casa las comodidades demostrables para aislarse con comodidad, sea recluido en el hotel que ofrezca el Minsa. A pesar de la disponibilidad de habitaciones y camas en hoteles y albergues, más del 98 % de las personas positivas rechaza el aislamiento en hoteles, prefiere irse para sus casas, y pone en grave riesgo a su familia.
En relación con los fallecimientos por COVID-19, también desde el 25 de julio presentamos una clara tendencia al descenso, ubicándose en 11 defunciones el promedio diario, y mantiene la tendencia al descenso desde finales del mes pasado. La mayoría de los casos se presentan en la población joven, en tanto que entre los mayores de 60 años ocurre la mayoría de las defunciones. Necesitamos información sobre los factores de riesgo y enfermedades concomitantes asociadas a las defunciones.
Aunque la letalidad por la enfermedad se mantiene en 2 %, cifra de las más bajas en la región, presentamos un elevado índice de defunciones por millón de habitantes. Aunque también muestra un descenso, debemos investigar para identificar y corregir las posibles falencias, si es que las hubiese, en todos los renglones de la atención que reciben los pacientes, desde que se detectan como positivos, pasando por los hoteles-hospitales, las salas de hospitalización y las unidades de cuidados intensivos.
En todo caso, subrayo la necesidad de garantizar la red de servicios de salud con todos los recursos para atender a las personas que lo necesiten. La OMS recomienda que tengamos una disponibilidad del 20 % de camas para hacer frente a un aumento en la carga de casos de COVID-19. Por nuestra parte, superamos el 40 % de disponibilidad para atender a los pacientes que requieran hospitalización, con las tecnologías especializadas y los tratamientos adecuados disponibles. No menos importante será garantizar los recursos humanos necesarios con las competencias demostradas y suficientes, en términos de formación y experiencia, para atender de forma exitosa los pacientes, desde el nivel local hasta las salas de cuidados intensivos.