• 10/11/2020 00:00

ATP: soluciones que generan problemas

En mayo de 2018 escribí un artículo donde explicaba por qué las ciclovías y las aceras para El Valle de Antón, promovidas por la ATP, eran una buena idea, pero un mal proyecto.

En mayo de 2018 escribí un artículo donde explicaba por qué las ciclovías y las aceras para El Valle de Antón, promovidas por la ATP, eran una buena idea, pero un mal proyecto. 30 meses después, actualizo mis comentarios sobre esta obra, donde diariamente cientos de valleros, ciclistas o peatones, transitan por las pistas y aceras adoquinadas a lo largo de la vía central de esta comunidad, y algunos visitantes que, bajo la apariencia de turistas, ocasionalmente nos visitan.

No voy a repetir mis dudas sobre el precio y el costo de la obra, un poco más de 4 millones de balboas por tan solo 2.2 kilómetros de longitud en ambos lados de la carretera principal, en un país donde sabemos que no es raro que las licitaciones de los proyectos públicos estén amañadas para beneficiar a los contratistas y a los funcionarios que las otorgan, con especificaciones a medida y conveniencia de quienes las construyen, con sospechosos ajustes posteriores que modifican después de la licitación los parámetros de las obras, ya sea en tiempo, costo, alcance o la calidad de las mismas.

Antes de iniciar, pero después de licitado, este proyecto se modificó en su diseño original, dejando por fuera su extensión al punto conocido como “el cruce”, que da acceso al sector de La Reforma, un área residencial donde tal vez se origina la mayor cantidad de tráfico de ciclistas y peatones en El Valle. Sin embargo, aduciendo razones presupuestarias, la ATP cortó el proyecto en la intersección de la vía principal y la calle del macho.

Después de varios meses de entregada la obra, hay varios tramos y puntos donde no se construyeron ciclovías o aceras. Por virtud del mal diseño y una peor ejecución, la obra presenta defectos que afectan el propósito y el uso seguro de la misma. A lo largo de las vías, la acumulación de agua y lodo hace que prolifere el moho, el limo y la maleza, lo que obliga a los ciclistas y/o a los peatones utilizar cualquier carril, el que esté en mejores condiciones y no el que les corresponde. Los postes y transformadores, incluyendo hidrantes, dejados sobre las ciclovías y las aceras obstruyen y reducen su ancho para riesgo de los usuarios. Las bahías diseñadas para estacionamiento de vehículos se construyeron sin los drenajes adecuados, por lo tanto, acumulan agua y lodo, y los puntos de unión entre las pistas para bicicletas y personas y las calles laterales se convierten, con cualquier aguacero, en charcos y lodazales que las personas tienen que sortear tirándose a la calle o dando saltos olímpicos.

En su momento, solicité a la ATP, como parte interesada, el contrato y las especificaciones del proyecto. Nunca tuve acceso a esos documentos, por lo que no tengo referencia de las medidas o criterios para la calidad final de la obra. No obstante, como resultado de una medición realizada en campo, pareciera que como parámetro de diseño se estableció un ancho de 1.20 metros para las ciclovías y 1.60 metros para las aceras. Sin embargo, encontramos algunos puntos donde el ancho de la rodadura de las ciclovías se estrecha a 0.7, 1.0, 1.05 y 1.07 metros, y el ancho de las aceras se reduce a 1.15, 1.20, 1.25 y 1.30; obviamente, muy por debajo del promedio encontrado en el resto de la vía, con efectos adversos y peligrosos para la seguridad de los usuarios.

Pero, como señalé antes, el contratista no terminó el proyecto y dejó varios segmentos y parches donde no se colocaron adoquines o donde la ciclovía sencillamente no se construyó. El consorcio constructor desapareció y la fianza que tenía vigencia hasta mayo de 2020, probablemente expiró, contagiada por el virus de la desidia y el interés nulo de los funcionarios de la ATP.

Ahora la ATP ha decidido retomar el diseño original para continuar el proyecto y llegar hasta “el cruce”, lo cual debe ser regocijo para todos los que aquí residimos. Pero, como ciudadanos preocupados, exigimos respuesta a las siguientes preguntas: ¿quién se hará responsable por corregir los errores de diseño y construcción de lo que ya existe?; ¿quién se encargará de terminar el proyecto en los puntos donde se dejó de construir aceras o ciclovías?; ¿cuál es la empresa responsable por esta nueva construcción, qué experiencia tiene y qué garantías ofrece para culminar a satisfacción esta extensión?; ¿cuándo se reubicarán los postes y funcionará la iluminación?; ¿qué contratación de constructores, equipos y mano de obra local se exige en el contrato? Esperemos respuestas, pacientes, mientras llueve.

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