• 02/12/2020 00:00

En camino al Bicentenario

“El bicentenario es la coyuntura histórica y, por tanto, oportunidad que bajo ninguna circunstancia podemos desaprovechar”

El sábado 28 de noviembre se cumplió 199 años de la independencia de Panamá de España, cuando se puso punto final al período de colonia y se inició un camino que buscó la consolidación del perfil de nación y una sociedad con un destino basado en la propia idiosincrasia. La fecha abre un tiempo de reflexión hasta que lleguen las celebraciones del bicentenario y paralelamente, hacer balances de lo que hemos sido y estructurar así el futuro.

Salir de la órbita de la dominación ibérica, le permitió al istmo buscar las ideas emanadas del clima libertario que brindaba una atmósfera nueva a la región y desde allí formular una singularidad, que se manifiesta por las enormes diferencias en relación a los vecinos, marcadas incluso por las variantes fonéticas que nos tipifican. Acá no se siguió los patrones de acentos del habla; ni colombiana, ni costarricense, pese a la presión lingüística.

Había sido una época compleja por el encuentro de dos culturas distintas con capítulos donde la ideología había creado el clima de las relaciones. En momentos, eran los soldados quienes imponían su templanza ante una población aborigen que respondía, según sus costumbres y prácticas. Autores como Bernardo de Vargas Machuca, Zoilo Diez Flores o Juan de Miramontes y Zuazola y cronistas, dan cuenta de estos episodios.

El espíritu desafiante y diferenciador estuvo en la mente de los habitantes y quienes llegaron a establecerse en estas tierras. Ya lo plantea un poema épico de Miramontes al referirse a la población de Capira; “/… En ella un pueblo de Etiopía aspira/ a negar la obediencia a los de España/ que por el arcabuco y monte espeso/ de la cerviz sacude el grave peso/.

Surgen también nuevos modelos que tipifican esa fisonomía popular que se extiende; “/… Jaringa, Motinga, / Muralinga, Ancón/ cuatro cosas suenan y una nota son. / O aquel anónimo, que alude a uno de tantos incendios /Día de la Candelaria / víspera de San Blas / a las muchachas de adentro / se les quemó la ciudad. /

La intelectualidad del siglo XIX acompañó los esfuerzos independentistas y la unión al vecino fue el escenario para imaginar las perspectivas del sueño de la panameñidad y así lo expresaron los intentos separatistas, el Estado Federal y toda la plataforma filosófica, legal y política sobre la que se impulsaron hombres como Manuel Joseph de Ayala, Sebastián López Ruiz, Víctor de la Guardia y Ayala, Rafael Lasso de la Vega, Mariano y Justo Arosemena.

Ajustes y desajustes, orientaciones civiles y militares, cruentas e incruentas; así se gestaron las piezas de la nacionalidad, muy bien expuestas por estudiosos como Soler o Figueroa Navarro hasta armar la naciente república que surge como corolario de la Guerra de los Mil Días y que abre un nuevo siglo de crecimiento, contrastes y determinaciones que van a ser matizadas por el acuerdo contractual con Estados Unidos de América.

Pero el país no marchó en forma integradora; si bien es cierto que al final de la centuria, se logró un objetivo nacional, la entrega del Canal de Panamá a la administración ístmica no significó que el desarrollo fuera una herramienta propicia para todas las regiones a lo largo del territorio; el saldo bastante alto de pobreza, es un lastre que desacelera el progreso.

Así se llega a este escenario cuando se crean espacios para dialogar en relación al tipo de tareas que deben impulsarse en búsqueda de un crecimiento lógico, racional con disminución de las desigualdades y eliminación de bolsones de vulnerabilidad. Urge reingeniería, ponerse de acuerdo y dar un salto que catapulte al Estado, entendido como concreción de las infraestructuras política y social.

El bicentenario es la coyuntura histórica y, por tanto, oportunidad que bajo ninguna circunstancia podemos desaprovechar.

Periodista
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