• 23/04/2021 00:00

Dignidad y cordura por Panamá

“[…] desde que se inició el presente quinquenio, […], estamos afanados “dándonos de sombrerazos” unos a otros, sin darnos tregua, en vez de, más bien, ejercer nuestro rol […]”

El pasado siempre cuenta, y el de una nación por lo consiguiente; sin embargo, tratándose de la decisión política de los panameños democráticamente y con resultados electorales que favorecieron la gestión gubernamental actual es indispensable comprender que todos y cada uno de nosotros los nacionales somos parte del propósito para lograr un mejor país. Siendo así, desde que se inició el presente quinquenio, hace tan solo 22 meses, estamos afanados “dándonos de sombrerazos” unos a otros, sin darnos tregua, en vez de, más bien, ejercer nuestro rol, ya sea como estudiantes, hombres de oficios dignos, de profesionales o como retirados con capacidad madura de contribuir guiando u orientando en base a sobradas experiencias, aplicando sentido común en nuestras acciones, canalizando esfuerzos necesarios para aportar ideas, apoyo incondicional, sacrificio y el innato talento que todos tenemos, con el fin de salvar nuestro país, no solo de la pandemia -innombrable mejor-, sino del deterioro galopante que no es de simples apariencias y sí como una cruda realidad que, a raíz del abandono y tergiversación de las enseñanzas recibidas de moral, civismo y cultura con nacionalismo, que nos caracterizó hace unos cuantos lustros, como para no perder el rumbo de cómo recuperar el sitial que nos corresponde.

Sí es bien comprendido que los constitucionalistas son los eruditos en quienes podemos depositar nuestra confianza para que lleven a cabo la orientación y academia suficiente para encauzarnos hacia la mejor opción constitucional, nos aclararían el panorama del “momentum” más acertado para abocarnos a la tarea de plantearnos la mejor alternativa para estrenar la nueva Carta Magna que nos permita llevar a cabo una reestructuración nacional cónsona con el devenir de última generación y tendencia universal puesto en práctica en otras naciones, con las cuales es vital continuar concertando en ese gran concierto internacional y competitivo, la primera convocatoria ante el foro nacional para ilustrarnos que se haga un realidad ineludible. Dicho aporte e ilustración de altura nos aislaría del pantano de las diatribas y sabidurías mediáticas políticas, que, aparentemente, nos entretienen a nivel de circo y egos encontrados, vacíos de identidad nacional que ya nos han saturado de confusión y desgreños administrativos, destruyendo al país como tal.

Aquí, una mayoría piensa que ya la única tabla de salvación son los partidos políticos y tan alejados están de la verdad, que, comprender que los hijos de esta nación son libres de pensamiento con capacidad de tomar decisiones independientes y con criterio formado por encima de generadores electoreros, conformamos todos el pueblo soberano y lo demás es por añadidura, despertemos y a bregar sin temor.

Los empresarios, los industriales, los productores del sector primario, los inversionistas y los que se han lanzado no con la vana ilusión de hacer fortuna en sus aventuras nada más, sino que comprenden que el que no batea por impulsar el desarrollo nacional no verá el éxito con futuro, bien por ellos y certeza del castigo para los seudoemprendedores que nos han manchado con tinta que debemos demostrar que no es indeleble y que somos capaces de borrar y seguir proponiendo y accionando el motor del desarrollo hacia un mejor mundo, que la recuperación se dará, enhorabuena, porque todavía nos quedan hombres de bien.

Nuestros jóvenes y unos más maduros, que luchan por la superación académica, no desmayen que la simiente vertida en ustedes no debe quedar en vano y cuan especializado crece el país son y serán el seguro recurso de garantía.

Los profesionales y los hombres de oficios, que, a mucha honra, somos de calificación muy importante para la sociedad que conformamos todos, pero sin nuestro dinamismo bien enfocado los oportunistas sobrevivirán por encima de la dignidad y el arrojo de los hombres de bien. No hay una sola obra de infraestructura, ni una sola estructura en pie que no nos distinga e inclusive nos han dado valores como icono latinoamericano, nuestro avance en la vía correcta de un desarrollo de mejor nivel, en silencio muchos dejamos nuestro aporte en ese logro por Panamá.

Los políticos, algunos pasivos, otros pensantes, otros activos talentosos y los distorsionadores del bien común estamos todos mezclados, pero estamos a tiempo de que reaccionemos con hidalguía, sin temores y autosuficientes de moral y cultura de superación, dando el mejor de los ejemplos como colaboradores de estadistas, que los hay, y que no permitamos su anulación y desecho. Ya somos lo suficientemente adultos como país, después de 117 años de República, además de otros intentos, no es verdad que no se pueda lograr el triunfo que no está escondido, está ante nuestros ojos a corta distancia, solo encendamos las luces largas, estamos a tiempo.

Son mis mejores deseos y doy un paso al frente, en nombre de los que vienen detrás de nosotros, que, cuanta menos edad menos tienen la culpa del Panamá que, si no nos resolvemos, podrían decir “ese fue el Panamá que se perdió”.

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